Viajamos para descubrir. Eso es tan obvio que pasa desapercibido demasiadas veces, lo olvidamos; pero es así ciertamente. Nos gusta viajar porque de esa forma contrastamos lo que nos han dicho con lo que es, con lo que sentimos, con lo que vemos.
Con la capital de la República del Perú ocurre que es una estupenda puerta de entrada para descubrir el país. No obstante, casi un tercio de la población vive en Lima, siendo la quinta población con más habitantes de América del Sur. Podrás leer todo lo que quieras sobre Perú, pero si no visitas Lima te faltará mucho por saber del país. Si pudiéramos contemplarla a vista de pájaro, veríamos una costa verde y una ciudad arriba de los acantilados, la zona de playas y el Pacífico a nuestros pies. Y es en ese paisaje donde se desarrolla la vida de Lima, la Ciudad de los Reyes, que se ha convertido en ciudad literaria por la gracia, pero sobre todo, por el arte de Mario Vargas Llosa. Viajemos a Lima para descubrir todos sus reyes, todos sus imprescindibles. Para empezar, y para hacernos una idea de la bastedad de una ciudad con más de nueve millones de habitantes, nada mejor que subir al cerro de San Cristóbal. Desde el mirador de su cima, a 400 metros de altitud, podemos contemplar en 365 grados de visión, toda la extensión urbana que nos queda por descubrir: La Plaza de Armas y la Iglesia de Santo Domingo, el barrio de Miraflores, las casonas del centro histórico, los rascacielos del centro financiero de San Isidro, el barrio moderno de Barranco, las colonias de inmigrantes que hicieron crecer a la ciudad, el litoral con el Pacífico intemporal… En definitiva, todos los contrastes de la ciudad, todos los contrastes de un país.
La Plaza de Armas, o la Plaza Mayor de Lima, es el lugar fundacional de la ciudad y el centro del centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cerca se encuentra la imponente Catedral Metropolitana, algunas casonas del virreinato espléndidamente rehabilitadas, ancladas en el pasado, con sus balcones de madera y sus ventanas enrejadas. Hoy en día recuperadas por iniciativas culturales, como el Instituto Riva Agüero, sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares, o la Casona de la Universidad de San Marcos, local del centro cultural de la universidad. Pasear por el centro histórico es encontrarse también con edificios como el palacio de Gobierno y el Teatro Colón, la Iglesia de San Francisco, y todo un microcosmo en el que conocer la historia de Perú.
Si queremos conocer la ciudad de la mano de Mario Vargas Llosa, mejor comenzar el recorrido por el Barrio de Miraflores, una pequeña ciudad con vistas al mar, reflejada en las mejores páginas del premio Nobel, como en Conversación en la Catedral, que no se refiere a la Basílica del centro histórico, sino al bar donde se encuentran los personajes y que recibe el nombre de “catedral” por sus altos techos. En el barrio se realizan diferentes tours turísticos para ir descubriendo todos los rincones literarios.
Tanto caminar seguro que abre el apetito a más de uno. ¿Qué comer en Perú? Ceviche, y eso es algo obvio. Lima es el escaparate gastronómico del país, que no se queda sólo en el ceviche. En el barrio más bohemio de la ciudad, Barranco, encontraremos una gran cantidad de establecimientos donde comenzar un recorrido por las pupilas gustativas para descubrir Perú, porque a eso hemos venido a Lima, ¿no? Para descubrir.
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