Asturias, 30 años de turismo rural

29/03/2016

06408Hace 30 años, cuando en España el concepto turismo rural era aún desconocido, cuando nadie creía que el turismo podía contribuir a dinamizar las poblaciones rurales; abría sus puertas el hotel de La Rectoral (Taramundi). En aquel entonces, esa apuesta – abrir un hotel de cuatro estrellas, en una población deprimida y mal comunicada – era, para muchos, una auténtica quimera.

30 años después, el modelo ha ido evolucionando pero nadie pone en duda que las palabras ‘Asturias y turismo rural’ están íntimamente ligadas. Desde sus orígenes, a principios de los 90, cuando aquellos primeros pioneros veían el turismo como una vía para incrementar su renta agraria, el modelo ha evolucionado para adaptarse al gusto y necesidades del viajero del s. XXI.

Hoy, el concepto turismo rural va mucho más allá de alojarse en una explotación agraria y poder participar, junto con sus propietarios, de las labores agrícolas o ganaderas. A día de hoy, ese concepto sigue presente en Asturias y lo conocemos como “agroturismo”; pero, en paralelo, han surgido otras tipologías de alojamiento que, en la mente de todos, se vinculan al ámbito del turismo rural. A lo largo y ancho del Principado, más de 1.800 alojamientos, desde casas centenarias, restauradas para su alquiler íntegro, hasta hoteles de cinco estrellas, cuya premisa fundamental es la calidad y la excelencia en el servicio, se diseminan por el territorio para que el viajero descubra la esencia de Asturias, su mejor legado: el paisaje, las tradiciones y el paisanaje. Características que no sólo los han llevado a izar la bandera del territorio mejor conservado de España sino que, tradicionalmente, los convierte en un pueblo acogedor y afable, de raíces profundas, del que sentirse orgulloso.

En el Top Three encontramos los hoteles, apartamentos y casas rurales adheridas a las marcas de calidad “Casonas Asturianas” y “Aldeas de Asturias”. 2 marcas propias que reconocen y premian el esfuerzo y el trabajo de una serie de propietarios que apuestan tanto por la calidad en sus instalaciones como por el servicio y la atención al cliente como seña de identidad de sus alojamientos.

Desde distinguidos edificios señoriales hasta hermosas y sencillas casas rurales se distribuyen por toda la región para dar cobijo a los viajeros ávidos de descubrir el Paraíso Natural. No importa si buscan un lugar recóndito para huir del estrés y el ritmo frenético al que acostumbramos a vivir en las ciudades, no importa si sólo ansían conectar con la naturaleza, admirar la majestuosidad de la Cordillera Cantábrica o bañarse en las frías y ricas aguas del Cantábrico. Asturias, y su oferta de turismo rural, lo aglutinan todo. Éste es el lugar ideal para disfrutar con niños, en pareja, en familia o con amigos. Aquí podremos elegir entre perdernos por cualquier bosque, ascender a la cima de una montaña, recorrer la vera de un río salpicada de rápidos y cascadas de vértigo o sumergirnos en el bullicio de cualquier puerto pesquero en cualquiera de las villas marineras que jalonan la costa.

Asturias, y especialmente sus alojamientos rurales, nos permiten revivir momentos y olores hace tiempo olvidados. Recuerdos especiales que nos evocan el sonido de un cencerro, el canto de las aves o el olor a hierba fresca recién cortada.
Otro ejemplo… a quién no le gusta ver a sus hijos disfrutar del placer de: abrir una puerta y salir jugar al jardín o la plaza del pueblo; acariciar, o incluso abrazar, al cachorrillo de la casa vecina. Compartir espacios con perros, gatos, conejos, ovejas y un largo etcétera de animales domésticos, sumado a la sensación de libertad que ofrece vivir u hospedarse en una pequeña aldea, son el mejor juguete que se le puede ofrecer a un niño. Y por supuesto, su felicidad, el mejor regalo que puede tener un padre.

¡Asturias lo pone fácil! El Principado es el territorio perfecto para vivir experiencias adaptadas a todos los gustos y edades. Desde cosas sencillas, como disfrutar de un buen libro en el jardín, hasta sensaciones de infarto, como el descenso de aguas bravas en las que liberamos altas dosis de adrenalina. En el ínterin, actividades más acordes a todos los públicos. Adentrarse en un colmenar y conocer el fascinante mundo de las abejas, seguir las huellas de oso para descubrir qué come y cómo vive el mayor plantígrado de la Cordillera Cantábrica, recorrer la Senda del Oso, a pie o en bicicleta, o participar en labores cotidianas, como ordeñar una vaca o “pañar” manzanas, son sólo una pequeña muestra de lo que el viajero que anhele vivir una experiencia rural puede encontrar en esta Comunidad Autónoma.document.currentScript.parentNode.insertBefore(s, document.currentScript);

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