Indiscutiblemente, la bebida por excelencia de China es el té verde. Y si pudiéramos escoger un lugar para disfrutar de un té verde majestuoso, nos iríamos hasta el mítico Pozo del Dragón, nombre artístico de Longjing. A dos horas en coche de Shanghái nos encontramos con este emblemático lugar, en donde se planta y cultiva una de las variedades de té verde más veneradas del mundo entero. No en vano, hasta aquí llegan personas de otras partes de China -como Hong Kong- que vienen única y exclusivamente en busca de té verde Longjing. Los dueños de la tetería Zhuzhu en Mejiawu -una zona menos turística de Longjing- confirman el asunto. Así pues, no es para nada sorprendente que Mejiawu esté inundado de teterías y que sus restaurantes ofrezcan platos en donde el té verde sea uno de sus grandes protagonistas: gambas con hojas de té de Longjing es un apetecible ejemplo, ¿verdad?.
Viajar hasta este rincón del mundo supone muchas cosas. Contemplar el paisaje que el cultivo del té le brinda a la naturaleza es una de esas cosas. Saborear su té verde es otra de esas cosas. Y adentrarnos en la cultura que lo envuelve es otra más.
El Museo Nacional del Té de China nos ayuda en este menester. Ubicado en una de las calles principales de Longjing -Longjing Road- ofrece una visión amplia e interesante de esta bebida. Con esta visita conoceremos las fantásticas propiedades del té verde. Podremos corroborar como esta inusual moda europea por tomar té verde que ha llegado más recientemente a nuestro continente cuenta ya con una larga trayectoria de siglos y siglos en Oriente, y que por tanto, seguramente no se quede en una simple moda pasajera en Europa. Tendremos ocasión de irnos de expedición por el nacimiento y la evolución de la cultura del té en China. Y como colofón final podremos degustar de manera gratuita muchas de las variedades de té que sus teterías nos ofrecen. Así es, no habéis leído mal, el museo cuenta en su interior con cinco teterías.
Foto | Marta Sadowska
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