A estas alturas, pocos son los que nunca han oído hablar del Camino de Santiago, de su historia y de las leyendas que lo han transformado en una de las rutas de peregrinación más concurridas del mundo. Se trata de una experiencia única, de ésas que te cambian la vida. Y es aquí donde Asturias viene a jugar un papel fundamental: su privilegiada ubicación a orillas del Cantábrico convierte a la región en protagonista absoluta de la aventura hacia la capital gallega, en un destino de película. Valles, montañas, pueblos pesqueros, prados, costas, bosques y un sinfín de rincones mágicos serán los mejores embajadores que podrás encontrar; todo ello, por supuesto, dominado por un hermoso manto de color verde.
Porque ahí radica precisamente la esencia de las etapas que transcurren por Asturias: naturaleza, naturaleza y más naturaleza. Virgen, claro. Hablamos de paisajes exquisitos, frondosos como nunca antes habías visto, con un encanto especial. Tanto el del Norte como el Primitivo, que son los caminos que atraviesan la comunidad (amén de ciertas conexiones entre ambos y otra con el camino Francés), tienen en común un buen número de atractivos culturales y un entorno sin parangón, ofreciendo al peregrino la oportunidad de disfrutar, contemplar y apreciar parajes inolvidables.
El Camino del Norte siempre se ha considerado una ruta dura, sacrificada, debido a lo particular de su orografía; eso sí, finalmente todos coincidimos en la misma premisa: su peculiar contraste entre mar y montaña, así como la belleza paisajística de los terrenos que vamos dejando atrás, suponen una recompensa más que merecida a nuestro esfuerzo. La contrapartida acaba resultando sublime. Su recorrido por el litoral cantábrico también le ha valido el sobrenombre de Camino de la Costa.
Con peregrinajes que se remontan al siglo X, este trayecto combina grandes núcleos urbanos con recónditos enclaves naturales y pequeños pueblos de tradición pesquera, algo que sigue siendo palpable en la actualidad. Así, la aventura hacia Santiago de Compostela te permitirá descubrir lugares tan encantadores como Llanes, de trazado medieval y famoso por sus excelentes playas, como la de Cuevas del Mar; Ribadesella, en plena desembocadura del río Sella, preciosa localidad marinera en la que saborear un buen pescado fresco o la típica fabada asturiana se hace obligatorio; las imponentes panorámicas del valle de Peón desde Villaviciosa o Niévares; y, por supuesto, la llegada a Gijón, ciudad auténtica donde las haya, ideal para empaparte de la historia de Asturias y visitar alguna de sus aclamadas sidrerías.
Mención aparte merecen los municipios costeros más occidentales de la región, que terminarán de enamorarte; son lugares con personalidad propia y un embrujo especial. El casco antiguo de Avilés o la senda costera de Navia constituyen sólo algunos ejemplos de lo que te espera en el Camino del Norte.
Por su parte, puede que el Camino Primitivo no cuente actualmente con la misma fama que el anterior, pero quizá sea esta coyuntura lo que le otorga su preciado toque de originalidad. ¿Y a qué se debe este nombre? A que fue la primera ruta de peregrinación conocida, la que realizó el rey Alfonso II el Casto allá por el siglo IX para rendir pleitesía al sepulcro del apóstol; aquí se originó el Camino de Santiago tal y como lo conocemos hoy.
Esta ruta comienza en Oviedo y discurre en su totalidad por el interior de Asturias hasta llegar a la provincia de Lugo, permitiendo así descubrir una vertiente mucho más rural. De las trece etapas en las que se divide, siete de ellas pertenecen a territorio asturiano: caminarás por preciosos bosques en los que el silencio se convertirá en tu mejor aliado, provocando esa anhelada introspección espiritual; dejarás atrás pequeñas aldeas que te transportarán sin quererlo a tiempos remotos; te convertirás en un afortunado espectador frente a panorámicas de ensueño, dignas de una postal; y, lo mejor, podrás hacerlo sin prisa, a tu ritmo, sintiendo una paz interior imposible de describir con palabras.
¿Los puntos clave del Camino Primitivo? El monte Naranco y su perspectiva desde San Lázaro de Paniceres; el monasterio de San Salvador en Cornellana, construido en el siglo XI; la sierra de Tineo; antiquísimos molinos repartidos por el horizonte y que hoy conforman pintorescos recuerdos de antaño; el pico Corona, que hace cientos de años albergó una explotación de oro romana; la famosa Ruta de los Hospitales, de gran belleza y en la que aún quedan restos de antiguos edificios en los que se atendían a peregrinos; o la icónica Capilla del Carmen en Grandas de Salime, justo antes de cruzar a dominios gallegos.
Se te acabaron las excusas: ¡Asturias te está esperando!
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