Cocido lebaniego versus cocido montañés. Dos ases gastronómicos cántabros se enfrentan en nuestro post de hoy. Lo hacen de la mano de un árbitro majestuoso y poderoso. El Restaurante Cañadío Santander -ojo al dato, que también tiene sede en Madrid- desempeña dicho papel. Lo hace a conciencia y con mucho conocimiento de causa. No en vano, dedica un día de la semana a cada uno de estos dos contrincantes aquí mencionados. Los miércoles, al cocido montañés. Los viernes, al cocido lebaniego. ¿Preparados para este duelo de titanes?
El cocido montañés tiene como ingrediente estrella las alubias blancas. El cocido lebaniego tiene como ingrediente estrella los garbanzos de Potes. El primero se acompaña de berzas -o repollo en su defecto- y chorizo, tocino, morcilla y costilla. El segundo se acompaña también de berzas o repollo, de patatas, y de chorizo, morcilla, tocino, hueso de jamón y carne de ternera. El montañés se sirve con todos los ingredientes juntos, a modo de sopa. El lebaniego se sirve como la gran mayoría de los cocidos, primero la sopa, a continuación el resto de ingredientes.
Sobra decir la contundencia de ambos titanes. Pero también la tradición que los respalda y el regusto de un buen plato de esos de toda la vida. Seguramente este duelo lo ganen los dos. Cada uno a su manera. Cada uno con sus más o menos adeptos. Porque en esto de sabores y aromas hay opciones para todos los gustos. Y definitivamente, este duelo también es cuestión de gustos. La cosa está en encontrar un lugar en el que ambos platos estén ricos y bien ejecutados. En El Cañadío os aseguráis ambas cosas. Solo os queda decidir si lo visitáis un miércoles o un viernes. Bueno, o en su defecto, cualquier otro día de la semana. Parece que cualquier plato de su carta merece la pena vuestra visita. Su merluza, ligera y versionada de hasta diez maneras distintas puede ser una buena elección. ¡Ah! Y tampoco penséis que solo la sede de Santander de El Cañadío está a la altura de satisfacer a sus comensales. La sede de Madrid, más de lo mismo, solo que sin el mencionado duelo de cocidos 😉 .
Foto | David Santaolalla