Ach, du liebe! En septiembre vuelve (por suerte) ese momento espumoso del año en el que el Oktoberfest acapara una buena cantidad de portadas gastronómicas. Cuando muchos de nosotros pensamos en ‘cerveza‘, Alemania nos viene a la mente de manera casi instantánea; para algunos otros quizá también Bélgica, conocida por sus excelentes e históricas creaciones. Sin embargo, tras la caída del Telón de Acero y la regeneración industrial, la República Checa, pionera en esta materia, vuelve a erigirse como un destino cervecero de primer orden.
No en vano, el pedigrí de lo que hoy consideramos como cerveza -elaborada con malta y lúpulo, aquí en concreto con el célebre lúpulo de Saaz- se remonta casi hasta el nacimiento de Europa. Ya en el siglo VII se hablaba de cerveza, cuando las tribus eslavas desplazaron a los celtas en lo que hoy conocemos como Bohemia y Moravia, y hacia el año 933 quedó documentada su producción por los monjes benedictinos del Monasterio de Břevnov, a las afueras de Praga. Más allá de estas primeras efemérides, el estilo de cerveza más popular del mundo, la Pilsen, fue inventado en 1842 en la propia ciudad de Pilsen. Un buen legado, ¿verdad?
Como era de esperar, la pasión por la cerveza en este país donde llaman pivo al líquido elemento es enorme; y, aún, una pasión barata. Las cifras también acompañan: la República Checa puede presumir de tener el mayor consumo de cerveza per capita a nivel mundial, con 160 litros al año; contrasta este dato, eso sí, con una diversidad bastante limitada, pues prácticamente todos beben la rubia Pilsen. La primera cerveza Pilsen de la historia, la Pilsner Urquell (conocida localmente como Plzeňský Prazdroj), sigue siendo una marca de primer nivel y la más exportada del país. Otras marcas conocidas con Budvar, Gambrinus, Radegast, Staropramen y Velkopopovický Kozel, con niveles de alcohol que giran en torno al 5%.
Una buena forma de adentrarse en este maravilloso ámbito gastronómico es visitar los tres destinos principales de la República Checa para el turismo de cerveza (aunque, claro está, a lo largo y ancho del país hay numerosas fábricas y pubs centenarios de lo más pintoresco):
Praga
Existen numerosas pivovary (cervecerías) lo largo de la ciudad, prácticamente en cada esquina, pero el enclave más famoso sigue siendo el U Fleků (arriba): se caracteriza por ser el local más longevo en fabricar su propia marca en Centroeuropa (desde, al menos, 1499) y por ofrecer abundante comida típica y música folclórica en un ambiente sin parangón. Uno de mis favoritos del centro de Praga fue siempre el U Vejvodů, por sus habitaciones de estilo renacentista, pero hay muchos otros lugares interesantes en sus alrededores: el U Zlatého Tygra, donde a un conocido que no bebía cerveza le negaron una vez un refresco porque ‘era algo para mujeres, los hombres de verdad sólo beben cerveza’ y que solían frecuentar personajes ilustres como el escritor Bohumil Hrabal y el antiguo presidente Václav Havel, o el U Medvidků, que data de 1466 y famoso por elaborar una de las cervezas más fuertes del mundo, la sabrosa X-33 (12,6% de alcohol), producida en botellas numeradas y dejada reposar durante casi un año.
Entre las cervecerías más importantes que se pueden visitar se encuentran Staropramen y la del Monasterio Strahov, ésta última cerca del majestuoso Castillo de Praga, que se remonta al siglo XIII y que reabrió sus puertas en el año 2000. También cuenta Praga con un ‘tranvía cervecero’ llamado První Pivní y con el relativamente nuevo Museo de la Cerveza, ubicado en una bodega del siglo XIII y donde podrás comprar botellas con etiquetas personalizadas.
Pilsen
Fue en esta ciudad industrial de la región de Bohemia donde se inventó la cerveza Pilsen, convirtiéndose así en destino obligado para todo buen cervecero; por su parte, la fábrica Plzeňský Prazdroj produce las marcas más conocidas del país, como Pilsner Urquell, Gambrinus, Radegast y Velkopopovický Kozel, siendo posible visitar sus instalaciones, su museo, realizar catas y tomar incluso cursos de cerveza. En los últimos años han florecido también famosas minipivovary (mini-cervecerías) como Groll o Purkmistr, ésta última también con restaurante, hotel y un spa en el que la cerveza no sólo se bebe, sino que se utiliza para baños y tratamientos de belleza como peelings. ¿No es genial?
České Budějovice
La capital del sur de Bohemia, donde la elaboración de cerveza se remonta al siglo XIII, fabrica la célebre Budějovický Budvar (arriba). Aquí no sólo tendrás la oportunidad de visitar las instalaciones de esta preciosa cervecera y degustar su producción, también disfrutarás de pubs locales con mucho ambiente, como el U Tří Sedláků o el Budvarka Pivnice, éste último en la pintoresca plaza principal que lleva por nombre Přemysla Otakara II.
Y sí, como habrás podido imaginar, la República Checa organiza numerosos festivales de cerveza a lo largo del año: especialmente en septiembre y octubre, como el Slunce ve Skle de Pilsen, aunque hay otros de gran relevancia como el que tiene lugar en Praga durante más de dos semanas en mayo, llamado Český Pivní Festival. No son pocos los touroperadores, además, que ofrecen este tipo de planes en sus ofertas turísticas.
Despidámonos brindando con un na zdráví! (¡Salud!)
Imágenes | Jekurantodistaja; Attila JANDI; Brendan Macpherson.