48 horas en Quito, ciudad creativa

11/10/2017

Quito, ciudad creativaLa capital de Ecuador no tiene un pelo de aburrida: entre premio y premio para los sentidos (que si un universo colonial llamado Plaza Grande y alrededores; que si un trayecto de ida y vuelta al cielo en el “Teleferiqo”; que si un viaje visual y casi astral por el interior de la iglesia de la Compañía de Jesús), resulta que existe un Quito divertido, desenfadado y muy, muy actual. Tal como suena.

Recorridos por un fruto llamado Quito los hay de diversa índole, siendo el que ocupará estas próximas líneas uno capaz de crear los más estimulantes recuerdos. Para dar fe de que los quiteños pisan territorio creativo, lo que procede es pasar dos días saboreando la pulpa de su centro histórico, separando con cariño las joyas coloniales de los rincones preñados del arte más vanguardista. Por ende, vamos a calzarnos algo cómodo y a marcarnos un paseo contemporáneo por las arterias, venas y demás vasos, calles y arterías de su cuerpo. Oh, ¡qué cuerpo!

Los siguientes planes de un fin de semana en Quito, ciudad creativa, son imprescindibles:

  1. Pasear un día por los monumentos del centro histórico. La Plaza Grande es un museo al aire libre.
  1. Pasar un día entre artistas.

¿Qué tal si le hincamos el diente al segundo quehacer? Nos adentraremos bien temprano en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito, momento en el que su inmaculado edificio será todo para nosotros y para nadie más que nosotros, y remataremos las primeras horas del día en casa de don Oswaldo Guayasamín, un genio que ejercitó como nadie la gracia de la pintura.

Una mañana de sábado entre artistas

Como lo más probable es que partamos del centro histórico, nos montaremos en un taxi y a las 9 horas -que es cuando abre sus puertas-, con la mayor de las puntualidades británicas, nos plantaremos en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito. Con suerte seremos los únicos visitantes. Y si amanece un día muy despejado, el regalo será doble, ya que el decorado de fondo nos regalará la silueta de los volcanes y cimas que cercan la zona.

El edificio es grande y blanco. En los alrededores reina la calma, ¿será porque es sábado por la mañana? En cualquier caso, podremos pasar gratis para acometer la visita y disfrutar. Hasta el 22 de octubre de 2017 el turno es y será para la exposición “In search of global poetry: Videos de la colección Han Nefkens”, así como para “Absorber la ficción”, que gira en torno a la intuición como forma de conocimiento y al deseo como impulso creativo.

Llegará el turno de despedirnos del edificio, una delicia de arcos, techos de cristal, luz y suelos de madera, y de su llamativa planta en forma de almendra. Aunque parezca algo abandonado, y se observen con curiosidad muchas estancias vacías o cerradas, dicha decadencia es parte de su innegable encanto.

De vuelta al taxi (que, precauciones básicas mediante, es el medio de transporte más practico para moverse por Quito) nos dirigiremos al elegante barrio de Bellavista, al Museo Guayasamín. Existen cosas de Quito que uno no puede perderse y, por encima de ellas, a años luz, se halla la inmersión en el universo del genial pintor Oswaldo Guayasamín: la Capilla del Hombre, su casa-museo… “Yo lloré porque no tenía zapatos hasta que vi un niño que no tenía pies”, cita el proverbio chino escrito en una de las paredes del museo. ¿Es o no es una maravilla?

Al mediodía entraremos al museo, y con un poco de suerte coincidiremos con el inicio de alguna de las visitas guiadas por el recinto. A medida que nos vayan explicando, que nos vayan haciendo desfilar de cuadro en cuadro, nuestra admiración por el autor y su obra crecerá y crecerá; ante momentos como el ‘Mural de la Miseria’, por poner un ejemplo, alucinaremos. Veremos a Guayasamín como un impactante artista que absorbió el dolor y el sufrimiento del mundo entero. No dejó títere (dictadura o conflicto bélico) con cabeza.

A continuación llegará la visita guiada a la casa museo de Guayasamín (no se puede recorrer por libre). Diseñada por el propio pintor, fue concebida como espacio para mostrar las obras de arte que el genial autor fue recopilando a lo largo de su vida. Nos parecerá una exquisitez de estancias generosas y vistas privilegiadas. ¿Y qué decir de su estudio? Enorme y con magia.

Qué ver en Quito

El arte despierta otros apetitos, así que taxi al canto hacia nuestra siguiente parada: el Mercado Central de Quito. Atravesaremos de vuelta las modernas construcciones del barrio de Bellavista. Y pensaremos: “¡demonios, menudo tráfico!”. Y planearemos acabar el día pisando firme el empedrado, abriéndonos paso entre el jolgorio, la alegría, el aroma de las cocinas, la música y los “canelazos” de una calle tan artística como La Ronda y alrededores.

Fin.

Centro de Arte Contemporáneo de Quito. Montevideo y Luis Dávila.

Museo Guayasamín. Mariano Calvache E18-94 y Lorenzo Chávez.

Fotos | Marita Acosta