El Salvador y sus volcanes durmientes

13/11/2017

Vista desde Caluco Sonsonate a Volcán de Izalco

¡Pregunta, pregunta! ¿Cuál es el país centroamericano que cuenta con una mayor densidad de volcanes? ¡Un, dos, tres, responda otra vez! El Salvador es la respuesta correcta. Este poblado país, de clima cálido tropical durante todo el año, tiene hasta un 90% de su territorio ocupado por volcanes. Durmientes y jóvenes, pero volcanes a fin de cuentas. Nada en la vida del país sería lo mismo sin estas imponentes cadenas de montañas; precisamente, uno de sus parques naturales con más renombre agrupa en sus entrañas un buen número de estos volcanes durmientes. Catorce para ser exactos.

El Parque Nacional Los Volcanes está situado en el extremo oriental de la Cordillera Apaneca-Llamatepec. Su cadena comienza en el Volcán Cerro Grande de Apaneca y acaba en la Caldera del Lago de Coatepeque; se trata de un buen reclamo turístico, sí, para sumergirse en la naturaleza genuinamente salvadoreña. Naturaleza autóctona y planes al aire libre de lo más placenteros. De hecho, como visitante, se puede acceder al parque desde tres puntos diferentes: el Sector Los Andes -el acceso más exclusivo, para el que se requiere el uso de un vehículo todoterreno-, el Sector San Blas -acceso vehicular, bastante práctico, desde donde podemos tomar una ruta hacia las cumbres de 3 volcanes- y el Sector Cerro Verde -acceso pavimentado, el acceso más sencillo de todos y el que dispone de todo tipo de rutas por la zona y subidas a cada volcán-.

¿Qué debería saber si tengo en mente visitar el Parque Nacional Los Volcanes? Que el clima por aquí tiende a fresco; que, aunque se puede conocer en cualquier momento del año, los meses más aconsejables para hacerlo son mayo y junio y octubre, noviembre y diciembre; que hay rutas encaminadas a determinadas cumbres de volcanes que serán más exigentes y que éstas, obligatoriamente, las tendré que hacer en compañía de guías locales o personal especializado; y que ya sólo las faldas de todos estos volcanes merecen la pena. Poblados con herencia étnica convierten esta visita en toda una aventura cargada de naturaleza, pero también de historia.

Noviembre y diciembre acechan… ¿y  si nos escapamos a El Salvador? ¿Alguien dijo yo?

Foto | Alexander Bonilla