Ceuta, ciudad autónoma

10/01/2018

Murallas Ceuta España mehdi charia Shutterstock

España es un país tan plural, tan diverso, que puede enorgullecerse de tener varias lenguas oficiales, diversas comunidades autónomas y… también dos ciudades autónomas. Sí, como lo lees. Dos ciudades autónomas que además no están en Europa, sino en el continente africano. Curioso, ¿verdad? Una de ellas es Ceuta, en pleno Estrecho de Gibraltar y con más de 2.500 años de apasionante historia a sus espaldas. Acompáñanos, porque esta ruta te va a gustar.

De Ceuta ya había constancia en el siglo VII a.C., cuando fenicios, griegos y cartagineses luchaban por el control del Mediterráneo y por muchas de sus localizaciones estratégicas, ésta incluida; también han pasado por aquí romanos, bizantinos, musulmanes, portugueses y españoles, amén de infructuosos anhelos conquistadores con huella británica y marroquí. Hoy es una entidad con personalidad propia, una puerta entre dos mundos, un vivo ejemplo de convivencia religiosa.

Tantos siglos de invasiones, batallas y conquistas han acabado dejando un legado monumental que aún se conserva en espléndidas condiciones; no en vano, algunos de los monumentos emblemáticos de Ceuta son fortificaciones defensivas erigidas desde la Edad Media: la Puerta Califal, del siglo X, las Murallas Merinidas, que se remontan al siglo XIV, y la Fortaleza del Monte Hacho conforman, junto a otros fuertes fronterizos, el Conjunto Monumental de las Murallas Reales de Ceuta. ¿Y qué las hace tan especiales? El hecho de tener el único foso navegable del país (imagen principal), de Europa y del mundo; porque, claro, no todos los días podemos navegar de manera literal entre la historia, y esto es algo que cuidan como oro en paño.

También existe en la ciudad una interesante dicotomía entre edificios religiosos y civiles, con valiosos ejemplos en cada una de las acepciones. La Iglesia de los Remedios y la Iglesia del Valle ejercen de imponente antesala para la estrella en materia sacra, la Catedral de Santa María de la Asunción: empezó a construirse a comienzos del siglo XV y, tras diversas reformas, alberga una sugerente mezcla barroca y neoclásica. Cuenta con planta rectangular, tres naves y dos campanarios de bellísima factura en la fachada principal, así como con imágenes de gran valor y un retablo barroco en su interior.

Estatua Columnas Hércules Ceuta España Javier Uceda Shutterstock

Otras joyas arquitectónicas son el Ayuntamiento, conocido por sus balaustradas, o la Plaza de los Reyes, peatonal, por la que seguro pasearás durante tu visita. No menos llamativa resulta la famosa Casa de los Dragones, de un eclecticismo puro y cuyo nombre se debe a las efigies de gran tamaño y con forma de dragón que ornamentan la parte alta de la fachada; cada una de ellas pesa casi doscientos kilos, ahí es nada. Y en homenaje a la mitología clásica, ya que los griegos antiguos pensaban que el mundo finalizaba en el Estrecho de Gibraltar, en pleno puerto de Ceuta se alzan imponentes las Columnas de Hércules (arriba): hablamos de dos esculturas de siete metros de alto que representan al héroe separando los dos continentes. Contemplarlas con el mar de fondo es sencillamente… ¡impresionante!

También dejó su huella en Ceuta el gran artista canario César Manrique al diseñar el Parque del Mediterráneo, uno de los símbolos contemporáneos de la ciudad. Las tres piscinas de agua salada sobre las que gira el complejo están alimentadas directamente desde el mar y rodeadas de vegetación tropical, combinando a la perfección, como en todas sus obras, naturaleza y arquitectura de una manera sublime; es posible bañarse, sí (incluso los niños, al haber una infantil), aunque quizá valga la pena prevenirte de sus frías temperaturas. Limpias están y, eso sí, en verano es una auténtica gozada. El Parque se completa con un enorme castillo inspirado en las murallas ceutíes y con numerosas estatuas del autor diseminadas por los 56 kilómetros cuadrados que lo alumbran.

¿Y un apunte más? Ceuta es un destino perfecto para practicar deportes acuáticos, especialmente submarinismo, puesto que la confluencia de dos grandes mares (Atlántico y Mediterráneo) alimenta una enorme diversidad de fauna y flora; también, como curiosidad, guarda en sus profundidades un buen número de embarcaciones hundidas a las que puedes acercarte. Paseos en kayak, pesca deportiva, alquiler de embarcaciones de recreo o, incluso, durante ciertos meses del año, avistamiento de animales como delfines y tortugas son otras alternativas de ocio en las que el Mediterráneo se convierte en protagonista.

Como buena ciudad costera, su peculiaridad peninsular hace que se pueda divisar el mar desde cualquier punto del casco antiguo; la playa de La Ribera y la singular cala de El Desnarigado son los dos puntos más célebres en lo que litoral urbano se refiere. Y, atento, una recomendación más: si quieres contemplar la mejor panorámica de Ceuta, sube al Mirador de Isabel II cuando caiga la noche y prepárate para disfrutar. Las vistas desde aquí, incomparables.

Imágenes | mehdi chariaJavier Uceda.