Descubriendo el lado más chic de Marrakech

15/03/2018
©Fondation Jardin Majorelle, Marrakech_Photo Nicolas Mathéus, 2017

Desde hace décadas, Marrakech ha sabido proyectarse a nivel internacional como un reconocible destino exótico, cosmopolita, capaz de embriagarnos de la magia del mundo árabe sin romper bruscamente con todo aquello que ya conocemos; podríamos hablar de la ciudad más occidental de Marruecos. Sigue conservando las raíces de un pasado esplendoroso, sí, pero también abandera el viraje del país hacia la modernidad propia del siglo XXI: gastronomía de vanguardia, tiendas y hoteles de lujo y esa viva imagen como refugio de artistas la dotan de elegancia, de estilo propio. Marrakech tiene su lado chic, y hoy queremos descubrirlo.

Seguro que cualquiera que haya tenido la suerte de visitar Marrakech recuerda el inconfundible ambiente de la Plaza Jemaa el Fna, el atractivo trasiego de sus céntricos zocos (que acaba resultando adictivo) o la sincera espiritualidad que se respira en los alrededores de la Mezquita Koutoubia. Sin embargo, más allá de estos lugares emblemáticos también hay espacio para una ciudad moderna, vibrante, donde el glamour se acaba erigiendo en auténtica razón de ser; no es casualidad, por tanto, que Marrakech sea destino obligado para artistas, deportistas de élite y famosos de todo el mundo.

Gueliz conforma la punta de lanza del Marrakech más actual, un barrio creado en tiempos del protectorado francés que supone un espectacular contraste en cuanto abandonas la medina: las estrechas calles del centro histórico dejan paso a amplias travesías de corte europeo en las que conviven antiguos edificios de arquitectura colonial con nuevas construcciones de diseño contemporáneo. A lo largo de las avenidas Mohamed V y Mohamed VI, principales arterias de este distrito, se han ido instalando los hoteles más imponentes de la ciudad (algunos de ellos, incluso, evocando a riads) y las mejores firmas de moda internacional, tiendas de lujo que harán las delicias de los amantes del shopping. También es posible encontrar en Gueliz interesantes cafés, restaurantes de comida internacional y discotecas que abren sus puertas hasta altas horas de la madrugada para que disfrutes de una noche diferente al ritmo de la mejor música.

El lugar más conocido del barrio es el célebre Jardín Majorelle, un auténtico símbolo de Marrakech que recibe más de 70.000 visitantes cada año. Diseñados en 1924 por el pintor francés Jacques Majorelle, fueron adquiridos en la década de 1980 por el diseñador Yves Saint-Laurent y su pareja Pierre Bergé, quienes se encargaron de restaurarlos para darles una nueva vida y otorgarles así el aspecto actual: se caracterizan por el color azul de su arquitectura (abajo) y por sus más de trescientas especies vegetales exhibidas al aire libre en armonía con estanques llenos de nenúfares. También transformaron el taller del pintor en el Museo de Arte Islámico de Marrakech, que actualmente alberga una amplia colección de arte bereber, joyas ancestrales y una amplia sala dedicada a trajes y tejidos tradicionales. Un must en toda regla.

©Turismo de Marruecos

No hace falta ir muy lejos para seguir desgranando la faceta chic de la ciudad, pues en 2017 fue inaugurado el Museo Yves Saint-Laurent (imagen principal) justo detrás del Jardín Majorelle, un merecido homenaje este gran creador que vivió durante varias décadas en la Ciudad Roja. Fue en Marrakech donde encontró la verdadera inspiración para desarrollar unas creaciones que acompañaron a la liberación de la mujer, un estilo y unas prendas que marcaron época. El museo, de 4.000 metros cuadrados, incluye una sala para exposiciones temporales dedicadas a la moda y otro espacio de exposición permanente en el que se exhiben cincuenta piezas de alta costura pertenecientes a la colección de Saint-Laurent (entre ellas, el mítico vestido Mondrian), así como complementos diseñados por el modista; además de las exposiciones, cuenta con un auditorio con capacidad para 140 personas y biblioteca orientada a la investigación con más de cinco mil referencias.

Compras, alta costura y… gastronomía, claro. No podíamos cerrar este enfoque glamuroso sin hablar de la nouvelle cuisine marroquí, pues es Marrakech la ciudad que más está haciendo para dar un giro a las excelentes recetas del país. Quizá el mejor exponente de esta nueva tendencia sea Mohamed Fedal, uno de los chefs más respetados de Marruecos que ha tenido el honor de recibir a muchas de las grandes estrellas de Hollywood e, incluso, al propio rey Mohamed VI; ha sido el primer cocinero en atreverse a reinventar los platos típicos marroquíes para darles una nueva vida al incorporar ingredientes como el foie de pato o el aceite de argán. Sus creaciones, tan sabrosas como coloridas, aúnan la esencia de Marrakech: tradición y modernidad combinadas a la perfección. ¿Una última curiosidad? Su restaurante Dar Moha, en pleno centro de la medina, se ubica en la antigua casa del diseñador Pierre Balmain.

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