Playa, surf y naturaleza en Caleta de Famara

18/04/2018

Suena de fondo tu melodía favorita. Tu piel huele a sol y a salitre. Tu alma respira tranquila la brisa marina. Y tu cuerpo no pide nada más… solo que estos días de magia y relax no acaben nunca. Y así de bien dices adiós al paraíso. Porque cuando aterrizaste y te fuiste acercando al que sería tu lugar de residencia durante unos días presentiste haber llegado al edén y no a un enclave más de las islas Canarias. Y, muchas veces, los presentimientos son certeros.

Caleta de Famara es pequeña. es encantadora. Una localidad situada en el municipio de Teguise, en Lanzarote. Ocupa el extremo sur de la playa de Famara y adorna los pies del macizo montañoso que recibe el mismo nombre; además, su importancia natural es enorme: pertenece al Parque Natural del Archipiélago Chinijo, que presume de ser el primer parque marítimo-terrestre de España y de ser la reserva marina más grande de Europa. Ahí queda eso.

Maravillas naturales al margen, Caleta de Famara esconde múltiples tesoros:

  • 6 kilómetros de una playa de ensueño. Bonita, de fácil acceso y, al menos de momento, sin colapsos veraniegos. Detalle importante a tener en cuenta: es una playa con corrientes, así que, siempre cautela a la hora de darnos baños de mar.
  • Un clima agradable todo el año, salvo lógicamente excepciones puntuales. Su brisa marina perenne hace que el calor más álgido del verano se sobrelleve mucho mejor.
  • Una zona idílica para practicar deportes acuáticos. No en vano, llama la atención la gran variedad de escuelas de surf y kitesurf que las calles de Caleta ofrecen mientras las paseas.
  • Una oferta gastronómica apetecible e interesante. Restaurantes en donde el pescado fresco gana por goleada en cuanto a presencia y a calidad. Y terrazas que te invitan a sentarte mientras ves la vida pasar.
  • Una estética típicamente isleña y típicamente marinera que te embauca y que te lleva a desconectar al cien por cien de tu lugar de residencia (si procedes de una gran urbe, la desconexión está aún más asegurada): diminutas casas de paredes blancas y puertas y ventanas de madera a juego con cielos azules casi perfectos, y, como banda sonora, el vaivén de las olas que rompen a un mismo compás.
  • Un ambiente en donde la tranquilidad prevalece sobre los ajetreados días y las prisas que suelen protagonizar nuestras rutinas fuera de Caleta de Famara. Ambiente que se percibe en cuanto llegas. Y que se mantiene hasta que te marchas. Esto se consigue no solo gracias a las ansias de paz de los visitantes, sino también gracias al sosiego y al apacible estilo de vida de los habitantes de Caleta. Aquí no hay estrés por llegar a todo ni culpas por no hacerlo.

Viajero incansable, si esta vez buscas el buen relax, Caleta de Famara te está esperando. Vuela y verás.

Imagen | Vaflya

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