Chiloé, la viva y colorida isla del sur de Chile

29/06/2018

Chiloe Island

Viajar a la Isla Grande de Chiloé – integrante del archipiélago homónimo situado frente a la costa centro-sur de Chile – es como meterte en la máquina del tiempo y retroceder un siglo.

Es una tierra de verdes y vírgenes paisajes, con selva valdiviana, una cadena montañosa que atraviesa la isla de norte a sur (Cordillera de la Costa) y extensas playas solitarias donde el Pacífico descarga una furia que los habitantes aguantan estoicamente mientras trabajan duramente en ganadería, agricultura y pesca para poder sobrevivir.

Las ciudades, sus habitantes y la mitología

Existen diez comunas en todo el archipiélago y la capital, Castro, apenas supera los 30 mil habitantes.

Las ciudades poseen un aire de desorden y dejadez que le dan cierto atractivo. Casas bajas de diversos materiales que parecen endebles se arraciman bajo un cielo generalmente gris. Para contrarrestar la oscuridad, las viviendas suelen estar pintadas de colores vivos y alegres.

En Ancud puedes visitar el fuerte español de San Antonio, levantado en el siglo XVIII, y en Castro los palafitos, coloridas viviendas construidas sobre las aguas, captan tu atención.

Pero para conocer a los chilotes – gentilicio de los habitantes de Chiloé – debes ir a un lugar más pequeño. Nosotros establecimos nuestra base en Cucao, una tranquila aldea minúscula a orillas del lago del mismo nombre y a menos de 300 metros de la entrada al Parque Nacional de Chiloé.

Cucao lake in Chiloe National Park, Chile

Allí nos alojamos en una granja local, propiedad de Silvia, una mujer reservada y dura, que por la noche nos contaba magníficas historias de la mitología chilota. Los chilotes tienen un gran elenco de personajes mitológicos entre los que destaca El Caleuche.

El Caleuche es un barco fantasma en el que viajan brujos que organizan fiestas cada noche. La brillante luz que despide y la fiesta que tienen montada suelen atraer a incautos navegantes que pasan a convertirse en esclavos de por vida. También realizan contrabando con algunos chilotes y es por ello que los que tienen algo de dinero en la isla son mirados con cierta desconfianza por sus vecinos.

Paisajes, parques y actividades

La isla de Chiloé ofrece un buen número de posibilidades a los amantes de la naturaleza. Si te gusta el trekking, te aconsejo realizar la caminata que lleva a la remota y salvaje playa de Cole-Cole, en la comuna de Quinchao. Nosotros salimos desde nuestra granja de Cucao a las 8 de la mañana y caminamos bajo la lluvia durante muchas horas. En el camino, atravesamos pequeñas comunidades dispersas, largas playas deshabitadas, densos bosques y estrechos senderos labrados en verdes colinas, hasta llegar a nuestra ansiada meta final: la playa de Cole Cole.  Es un lugar solitario, solo accesible en embarcación o mediante esa larga caminata. Un claro ejemplo del dramatismo paisajístico que encierra Chiloé.

Por otro lado, el Parque Nacional de Chiloé se encuentra en la costa oeste de la Isla Grande y se divide en dos sectores: Chepu y Abtao. En él encontrarás playas de dunas, bosques valdivianos (arrayanes, quilas y tepas son los árboles predominantes) e incluso un islote – Metalqui – donde reside una gran colonia de lobos marinos.

Otro lugar que no te puedes perder es la pingüinera de Puñihuil. A unos 30 km al suroeste de Ancud existen unos islotes y zona de playa donde anidan y se reproducen dos especies de pingüinos que no suelen residir juntas: Humboldt y Magallanes. Además, también puedes recorrer esa parte de costa en kayak y avistar ballenas y delfines.

Gastronomía de Chiloé

No te puedes marchar de Chiloé sin probar el curanto. Si se cocina de forma tradicional se debe cavar un hoyo en la tierra y calentar piedras en una hoguera en su interior. Cuando las piedras están incandescentes, se retiran los tizones y se colocan los ingredientes que queremos cocinar. Después, se cubre el hoyo con grandes hojas de pangue (una planta de la zona).

Curanto meal

Normalmente, el plato se compone de mariscos y pescados, papas, longaniza, carnes y algunas legumbres.

En definitiva, Chiloé ofrece al viajero mitos y leyendas, paisajes dramáticos y una flora y fauna propias de una zona aislada. Además, posee un gran patrimonio religioso (más de 150 iglesias de madera de gran valor histórico), gentes duras y peculiares y una gastronomía diferente y rica. Ingredientes que convierten a Chiloé en un gran destino fuera de lo común.

Imágenes: Jose Luis Stephens ; Matyas Rehak;  Matt Yamaguchi  |  David Escribano