Para muchos, el Gran Atlas es un territorio soñado. La mejor época para pisarlo sería entre mayo y septiembre, aunque la experiencia, que suena a todo menos a aburrimiento, es inolvidable siempre. Divisar tan majestuosa cadena montañosa es lo más parecido a rozar el cielo.
Te proponemos que tan fascinante viaje incluya un par de etapas, pasos magistrales que te transportarán hasta dos de las aventuras más maravillosas que el mundo ofrece. Te sumergirás hasta el fondo en el tanque de lo auténtico. Marruecos te espera.
Paso 1. Senderismo por el Gran Atlas
Prepárate para un viaje por un sistema montañoso cargado de simbolismo y leyenda. Según una tradición de la mitología griega, Perseo utilizó la cabeza de Medusa para convertir en piedra al Titán Atlas, transformándolo en el monte cuyas cadenas se dice que conformaron la cordillera que nos ocupa. También Heródoto y Homero veían en el Atlas la frontera occidental del mundo conocido, así que todo apunta a que cruzarlo es para intrépidos que quieren conquistar territorios casi mágicos.
Siendo más puristas, y ciñéndonos a los hechos, el Gran Atlas es una cadena montañosa cuyo pico más alto no es otro que el Toubkal, de 4165 metros, cima que corona el sudoeste de Marruecos. En este país del norte de África la población del Atlas es mayoritariamente bereber, etnia rica en tradiciones, con un idioma y unos hábitos culturales muy coloridos, y cuya fama de hospitalarios les precede. Entonces, tras el vuelo con Iberia hasta Marrakech empieza el fascinante viaje por el Gran Atlas, un episodio para viajeros que, como tú, buscan materializar una aventura por la naturaleza y la cultura de Marruecos. ¡Vamos allá!
La caminata por el Gran Atlas se puede enfocar de muchas maneras. Por un lado, existen agencias locales e internacionales que organizan viajes a medida y que le darán a tu vida la sal que necesita. Te recomendamos que enfoques la odisea como una vivencia ecoturística, mientras exploras los caminos montañosos de Marruecos como si de un viaje atrás en el tiempo se tratara. ¿La recompensa? La visión de escenarios naturales inolvidables.
El Gran Atlas también se puede afrontar por libre en coche. La ruta abarca entonces, además de la propia Marrakech, paradas como: Ouarzazate, con sus gargantas y valles (no olvides detenerte en la Kasbah de Taourit); Zagora, tranquila ciudad a unas 6 horas por carretera del punto de partida y que para muchos es la puerta de entrada al desierto; Erfoud, el escenario cinematográfico de muchas y famosas películas; Er-Rachidia, a los pies del Atlas, cuyos valles y arquitectura tradicional son patrimonio de la humanidad… ¿Seguimos o ya estás convencido?
Paso 2. La feria anual de Imilchil
Para redondear la experiencia, lo suyo es asistir en septiembre a un evento único: la feria anual de Imilchil, en el Atlas Medio. A menos de 4 horas en coche de Er-Rachidia, Imilchil es una comuna rural que se alza a una considerable altura (unos nada desdeñables 2.119 metros). En la zona, inaccesible en invierno, se encuentran desperdigadas en pequeños poblados las tribus beréberes más ancestrales de Marruecos.
El Souk Aam o Agdoud Oulmghennies es un símbolo para el pueblo bereber. En el Festival del Matrimonio de Imilchil, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, mujeres de rostros fascinantes ataviadas con coloridos trajes regionales oficializan su compromiso con hombres que portan chilabas y turbantes blancos. Todo este ritual se desarrolla entre música, baile y alegría. ¿Te imaginas?
Como ves, la cosa entre Marruecos y tú va de vivir experiencias únicas, de practicar senderismo en el Gran Atlas o asistir a la feria anual de Imilchil, así que es normal que no sepas por qué decidirte. No lo dudes: haz la maleta, vuela a Marrakech y cómete a bocados todos los planes que puedas.
Imágenes de Juan Antonio Segal, John Fielding, Michael MacKenzie y lin padgham | Marita Acosta