São Paulo, la ciudad inabarcable

05/10/2018

sao paulo

Vamos a ver, cuando vas de vacaciones ¿cuántos recuerdos te traes de vuelta? ¿Cuántas fotos caben en la tarjeta de tu cámara? ¿Cuántas fuentes, monumentos o playas puedes llegar a grabar en la retina? Y te preguntarás, “¿En serio este artículo habla de São Paulo?… No había oído que fuera una ciudad bonita”. Y no, es decir, sí… tienes razón. Hay ciudades que merecen una visita “solo” por lo bonitas que son. Otras, por su carga histórica. Y también está Sao Paulo. Una ciudad digna de ir a conocer por lo mucho que puede ofrecer a otros muchos niveles.

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São Paulo, en cuanto a un hipotético canon de belleza de asfalto, no estaría en ningún Top 10 mundial. Puede que ni en un Top 50. Es verdad que tiene algún que otro rincón en el que poder relajar la vista huyendo de tanto asfalto y edificios superpuestos, pero el punto de vista estético, no, no sería su mayor virtud.

Lo que es imposible de asumir en esta ciudad (incluso viviendo allí), es la gran inquietud social y cultural que hay. “La ciudad que no puede parar”. Donde todo pasa. Donde todo se mueve. La ciudad con mayor proyección de crecimiento y que es por derecho propio, la más rica de América Latina.

Lejos de la típica imagen que podemos tener de los brasileños (jugando al fútbol, bebiendo caipiriñas y bailando samba), los paulistas son gente más que despierta… atenta. Con gran empeño y dedicación a su trabajo y a qué dedican su tiempo libre.

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En cuanto a negocios, cultura, moda y entretenimiento, seguramente entraría en las principales listas (no solo americanas, sino mundiales). Conciertos, exposiciones, museos, arte urbano… Es físicamente imposible que de tiempo a verlo todo. Además de reconocidos espacios como el Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand, el Museo de Arte Moderno de São Paulo o la Pinacoteca del Estado (por citar algunos), hay que destacar otros espacios como el Museo de la Inmigración, el del Fútbol o el Memorial de América Latina (por citar otros). Pero sobre todo, sobre todo, los centros culturales SESC (Servicio Social de Comercio). Estos centros empezaron siendo una apuesta social y de ocio por una agrupación de empresarios de cara a sus empleados y hoy en día, se han convertido en una constante erupción de obras, exposiciones y conciertos de todo tipo así como lugares de reunión para ir solo o en familia (ya que, por cierto, se ocupan mucho del entretenimiento y formación de los niños). Los SESC vienen a representar “el Brasil que funciona”, y ya vale la pena pasarse por cualquiera de ellos a ver qué es lo que está pasando con la excusa de tomar un café.

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Evidentemente, cuando una ciudad está tan volcada con la oferta cultural, esta se va impregnando por todos lados de esa constante convirtiéndose en casi una necesidad. No es difícil ver enormes y concurridas librerías, callejeras partidas de ajedrez improvisadas o grandes derroches de arte por las paredes de los edificios de la ciudad a los que el nombre de grafiti se les queda francamente pequeño.

Si lo que transpiramos siendo pequeños nos va puliendo y dando forma de cara al futuro, los paulistas pueden pasear por sus calles con la cabeza bien alta. Cierto es que no tienen una ciudad bonita por fuera, pero tienen una urbe de lo más interesante por dentro.

En serio… ¿de verdad que te lo vas a perder?

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Seguro que en estos momentos estarás pensando: “Muy interesante y educativo todo pero… ¿tan fea es São Paulo?”. Y la respuesta es: “No, de ahí las fotos”. Si al final te animas a ir, aquí van un par de consejos rápidos: no dejes de ir al Parque Ibirapuera, al Barrio Beco do Batman, al Mercado Municipal, a la Avenida Paulista en domingo, a la Estación da Luz y al Viaducto de Santa Ifigenia.

Autor e imágenes: Algo que recordar