Playas, arquitectura y una historia trepidante: inauguramos ruta a Córcega

20/02/2019

Córcega

Puede que aquellos que no seáis europeos no estéis familiarizados con la isla más grande fuera de la Francia continental y justo al norte de la italiana Cerdeña, pero Córcega se ha erigido en las últimas décadas como un destino vacacional predilecto no sólo para franceses, también para el resto de Europa. Y es este uno de los motivos por lo que Iberia abre ruta este verano a Bastia, en la punta norte de la isla. ¿Qué la hace especial? Sus decenas de playas dispuestas a lo largo de mil kilómetros de costa, casi nada. También, claro está, fascinantes atractivos que moldean una isla realmente carismática con lengua y cultura propias.

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Con documentos que prueban la ocupación humana de la isla desde hace 11.000 años, Córcega se convirtió en parte del Imperio Romano y, posteriormente, fue controlada por varios dominios de la preunificación de Italia como Lombardía, Pisa o Génova. Esta trepidante historia ha dejado una lengua y una cultura con fuerte sabor italiano incluso después de la conquista de Francia en 1769. En estos últimos siglos ha sido la cultura francesa la que ha permeado la isla, y el idioma corso nativo (derivado de la Toscana medieval) ahora lo habla solamente la mitad de la población, aunque existe un fuerte apoyo local en favor de una autonomía del estado francés; no en vano, la Asamblea de Córcega está dominada por partidos regionales y disfruta de amplios poderes de autonomía.

Córcega

En la costa oeste, la capital Ajaccio se remonta a la antigüedad clásica, pero buena parte de su carácter actual deriva de la Francia del siglo XIX y de Napoleón Bonaparte, la restauración monárquica y la Tercera República. Su casco antiguo está presidido por la Plaza Maréchal-Foch, con palmeras, un ambiente propio de la Côte d’Azur y con especial atención a la pintoresca ciudadela del siglo XVI, que no está abierta al público porque aún es utilizada por el ejército francés; pero sin duda, lo más destacado es la estatua ecuestre de Napoléon o, como se le conocía cuando nació en esta ciudad en 1769, Nabulione Buonaparte.

No te resultará difícil toparte en la ciudad con el corso más famoso de la historia y su vertiente familiar, comenzando por su casa natal, Maison Bonaparte. El Museo de Bellas Artes Palais French fue construido por el tío del emperador, un cardenal católico, y alberga algunas obras maestras del renacimiento francés e italiano; el Hôtel de Ville (ayuntamiento) de Ajaccio, por su parte, cuenta con un enorme salón lleno de retratos y frescos que representan la familia y la historia napoleónica; e incluso la catedral barroca de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, que luce un altar mayor donado por su hermana Eliza Napoleón.

Córcega

Más allá de la capital, a lo largo de la costa hay diversas ciudades encantadoras que bien merecen una visita:

  • Bonifacio (arriba) se alza dramáticamente sobre los acantilados de piedra caliza en el extremo sur de Córcega, incluyendo lugares de gran belleza como el Bastión de Entende, del siglo XIII y hoy en día sede de un museo; la iglesia Sainte-Marie Majeure, del siglo XII; o las famosas Grutte du Stragonato.
  • Casi en la punta norte, Bastia es una ciudad con un atractivo puerto y con una ciudadela del siglo XIV que mira desde lo más alto los diversos bulevares y plazas que engalanan la ciudad. Sus calles son estrechas, ideales para pasear; el puerto es un lugar ideal para disfrutar de una bebida refrescante o de un buen almuerzo; y, alrededor de la ciudadela, también encontrarás edificios religiosos y el Palacio de los Gobernadores, que alberga otro museo.
  • Ya en el noroeste, y a media hora en coche desde la costa, podemos llegar a L’Île Rousse, fundada a mediados del siglo XVIII y con interesante arquitectura de esa época y principios del XIX; su caso antiguo se ha convertido en una especie de meca turística de la moda. Y entre Bastia y L’Île Rousse se encuentra Saint-Florent, ejemplo de centro turístico estival rodeado de viñedos: alberga otra hermosa ciudadela y una catedral medieval que comenzó a erigirse bajo la influencia de Pisa en el siglo XII.

Córcega

Pero, si hay algo que verdaderamente atrae de Córcega, son sus playas y sus enormes tramos de arena fina y reluciente: no son pocos quienes las consideran entre las mejores del Mediterráneo al producir una sensación casi caribeña. La más conocida de todas es Palombaggia, dos kilómetros de arena dorada flanqueada por pinos y montañas, todo un must cuando se acercan los meses estivales; no le van a la zaga otras tan populares como Santa Giulia, Pinarellu o Roccapina, esta última ubicada en una reserva natural a 45 minutos desde Bonifacio.

Eso sí, debes saber que las mejores playas de Córcega son aquellas apartadas y difíciles de encontrar, como Saleccia: hablamos de una paradisíaca cala, recóndita, rodeada de naturaleza salvaje y una gran belleza escénica. De acuerdo, no hay lugares en sus alrededores para alojarse y está rodeada de zonas a las que se puede acceder solamente en 4×4, pero, tan sólo por sentir el Mediterráneo en plenitud y esa sensación de calma que te embriagará, ya merece la pena la visita. También es necesario nombrar la salvaje Ostriconi Plage, justo al norte de L’Île Rousse.

Y, más allá de arquitectura, historia y naturaleza, no debes pasar por alto la calidad de los vinos locales (rosados, blancos y moscatel) y de la gastronomía corsa, muy influenciada por la a tradición italiana. ¿Qué destacaría? La polenta, los dulces e, incluso, su cerveza elaborada con harina de castaña; también sus quesos de cabra y oveja y las recetas preparadas con carne de jabalí. Te chuparás los dedos.

Bastia es uno de los nuevos destinos de Iberia para este 2019, con vuelos que operarán durante el verano. Porque, si aún te quedaba alguna duda, recuerda que Corsica vi ricevi (Córcega te da la bienvenida).

Stephane BidouzeEvannostroJohn_Walker y Pawel Kazmierczak | David Paul Appell