Así luce el legado español en África y Asia

30/01/2020

Nikada

Es bien sabido que España regentó en su momento gran parte del continente americano a partir de finales del siglo XV, desde California hasta la meridional Tierra del Fuego, algo que influyó notablemente en que el español sea hoy el segundo idioma más hablado del mundo. Sin embargo, los aficionados a la historia sabrán también que España dejó su legado en países como Italia, la actual Holanda y que se extendió a otros lugares más lejanos como África o Asia. Hoy traemos una muestra (muy resumida) de esa herencia tan particular en estos dos últimos continentes.

África

Si bien la presencia española en este continente nunca fue comparable a la de otras potencias europeas, no cabe duda de que ser el vecino europeo más cercano al continente africano le otorga una posición especial; no en vano, muchos olvidan que las Islas Canarias, frente a la costa de Marruecos, son geográficamente parte del continente africano. Y fue por su cercanía por lo que Marruecos concentró buena parte de su atención: además de Canarias, dos ciudades autónomas de España se encuentran en la costa norte de África: Melilla (española desde 1497, bajo el mandato de los Reyes Católicos, que habían completado la Reconquista de España solo unos años antes) y Ceuta (originalmente portuguesa, cedida a España en 1668). Hablamos de dos lugares que ofrecen una fascinante mezcla cultural y arquitectónica, oasis entre dos mundos muy diferentes. También es necesario hacer referencia al antiguo Sahara español, que se asignó a España como resultado de la Conferencia de Berlín de 1884: esta parte del desierto del Sahara al sur de Marruecos estuvo bajo dominio español desde 1885 hasta 1975.

Otra área del Protectorado español ocupaba una franja de territorio desde el Océano Atlántico hasta Melilla (excluyendo Tánger, oficialmente una ciudad internacional), devuelta a la soberanía marroquí en 1956. En ciudades como Tánger y Tetuán, el español sigue siendo ampliamente hablado y existen restos de arquitectura de estilo hispana, como el Boulevard Mohammed V de Tetuán o el Art Deco que se afianzó durante la era del Protectorado (Melilla, por ejemplo, tiene el legado de este estilo arquitectónico más grande de España fuera de Barcelona). Gran parte de la arquitectura nativa fue importada de la Península Ibérica cuando aún existía el reino de Al-Andalus. En estas zonas de influencia española también han sobrevivido otros aspectos de su cultura y el estilo de vida, como la costumbre de hacer vida en las calles; alimentos como los churros o el café (en contraposición con el resto de Marruecos, donde está firmemente asentado ese maravilloso té de menta); o la popular música árabe-andaluza (al moussiqa al andaloussia), que es también una importación de Al-Andalus y que dio origen al flamenco.


Ruta 47

Quizás el ejemplo más singular de todos sea Guinea Ecuatorial, en el África occidental: tras ser descubierto por Portugal a finales del siglo XV, un tratado de 1778 cedió la isla de Bioko a España, seguido más tarde en 1900 por otro tratado que le otorgó el enclave de Río Muni. Estos territorios se consolidaron como Guinea Española en 1926, hasta que en 1968 se convirtieron en el país independiente de Guinea Ecuatorial, con su capital en Malabo. Además del legado de la arquitectura colonial, el catolicismo, el español como idioma nacional y algunos aspectos del sistema legal, la influencia cultural incluye una gran popularidad de la música con guitarra acústica.

Asia

El remoto archipiélago de Filipinas, conformado por más de siete mil islas, fue descubierto por el explorador Fernando de Magallanes, estableciéndose el primer asentamiento español (y, claro, la primera capital) en Cebú en el año 1656. La actual capital, Manila, fue fundada en 1751 por Miguel López de Legazpi, un vasco que en su momento ejerció como gobernador civil de Ciudad de México y también como comisionado por el virrey de Nueva España para crear una expedición que encontrara las Islas de las Especias en el Océano Pacífico. Recibieron el nombre de ‘Filipinas’ en honor al rey español Felipe II. Estas islas fueron gobernadas por varios sultanatos y otras diferentes entidades, en ocasiones como colonias o tributos de otras potencias asiáticas con sede lo que hoy son Indonesia, Malasia o Japón. Su población mayoritariamente malaya practicaba una variedad de religiones, en función de la región, incluido el islam, el hinduismo, el budismo y el animismo.

La colonia fue administrada desde Nueva España hasta que México obtuvo su independencia, cuando pasó directamente al control de Madrid. Gran parte de su economía dependía del llamado comercio de galeones entre Manila y México (y desde allí hasta el puerto español de Cádiz), que se convirtió en una de las principales rutas hacia Europa de productos como especias, seda y porcelana. Los españoles establecieron inicialmente un sistema de encomienda similar al de la Europa feudal, aunque en el siglo XVIII fue reemplazado por provincias administrativas: se establecieron ciudades de estilo español, construidas alrededor de plazas centrales y con poblaciones reubicadas a su alrededor, y la conversión masiva a lo largo de los siglos hizo que el catolicismo se convirtiera en la religión mayoritaria (en la actualidad, profesada por un 83% de la población).


Piotr Chalimoniuk

Durante el siglo XIX, la demanda de bienes de consumo y materias primas de una Europa industrializada produjo un auge en el comercio, hasta el punto de que Manila fue conocida como la París de Asia. A medida que avanzaba el siglo, el nacionalismo filipino se fue fortaleciendo hasta desembocar en una revuelta armada en 1896, conflicto que llegó a un punto muerto hasta el estallido de la Guerra Hispanoamericana en 1898, que estalló sobre Cuba pero que también afectó a esta colonia en las antípodas. ¿El desenlace? Décadas de ocupación estadounidense y, más concretamente, el final de 333 años de regencia española sobre Filipinas.


AkaratPhasura

El dominio de los Estados Unidos y la influencia del inglés han borrado en gran medida el legado español en Filipinas, aunque cientos de palabras y expresiones derivadas del español permanecen en tagalo, cebuano y otros idiomas locales, así como los apellidos, así como la influencia de un catolicismo que se extiende en su cultura: incluimos aquí la gastronomía (por ejemplo, el flan, el lechón de cerdo asado o la carne adobada), la música y el baile (como la rondalla y la harana). Los visitantes también tienen la oportunidad de conocer lugares coloniales en varias partes del país, especialmente a intramuros en la ciudad de Manila: el casco antiguo colonial ocupa una extensión de 67 hectáreas e incluye incluido el Fuerte de Santiago, la Catedral de Manila, el antiguo ayuntamiento y la Iglesia de San Agustín, finalizada en 1607.


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