¿Alguna vez has sentido que el miedo a volar te ha limitado en la planificación de algún viaje? ¿Lo pasas mal cada vez que tienes que volar? ¿Los viajes se te hacen muy largos?
Tener miedo a volar es algo muy común y, aunque pueda parecer difícil, es algo que podemos aprender a gestionar para que así deje de condicionarnos.
En primer lugar, es importante que entiendas que lo que te sucede es una reacción del cuerpo muy intensa ante una emoción como es el miedo.
Esta reacción, a veces desproporcionada, es consecuencia de múltiples factores, y sería recomendable poder identificarlos. Esta situación puede tener diferentes motivos.
¿Es solo miedo a volar? O, quizá, puede que sea miedo a la falta de control, a lo desconocido, a estar en un lugar en el que no puedes salir en determinadas horas o intolerancia a las sensaciones que experimenta tu cuerpo durante el vuelo.
Sentir miedo no es malo per se, sino todo lo contrario: es una emoción del cuerpo totalmente necesaria para nuestra supervivencia pero, cuando no sabemos manejarlo, puede llegar a convertirse en algo desproporcionado. Por eso, es importante saber que el objetivo no tiene que estar en “quitarme el miedo a volar”, sino en aprender a manejarlo para que no te domine.
Pautas para ayudarte a manejar el miedo a volar
¿Alguna vez te has preguntado qué relación tienes con tu miedo? Aunque suene raro, podemos aprender a tener relación con nuestras emociones y este será el primer paso que te ayudará a poder volar.
Ten en cuenta que, cada vez que experimentas miedo, tu cuerpo está intentando protegerte; te está dando un mensaje de todos los peligros que pueden suceder y experimenta sensaciones físicas para que puedas huir de la situación.
Eso no significa que realmente vaya a pasar, y, como es algo que ya sabes, es importante que pongas palabras a lo que te está sucediendo para que el cuerpo pueda entenderlo y disminuir la actividad fisiológica.
Háblate a ti mismo como si estuvieras dirigiéndote a alguien a quien aprecias y observa que todo lo que sucede es fruto de los pensamientos anticipatorios que te lanza el miedo.
Los pensamientos son solo pensamientos, no forman parte de la realidad, y por ello es necesario que empecemos a diferenciar estos pensamientos de lo que está sucediendo realmente.
También tenemos que separar el sentimiento de la realidad: que yo sienta que me está sucediendo algo terrible no significa que realmente esté ocurriendo o que vaya a ocurrir. Al igual que a veces me siento solo y esto no quiere decir que lo esté.
Ten en cuenta que te estás acompañando todo el rato a ti mismo y que la idea es mejorar tu relación con las emociones y contigo; por tanto, será vital la manera que tengas de hablarte antes, durante y después del vuelo.
Darte mensajes de cariño, de seguridad, de comprensión, y validar lo que te está sucediendo sin juzgarte, será clave para tu manejo emocional.
Más pautas
Por otro lado, siempre es muy recomendable conectar con el momento presente ya que, cuando experimentamos estas sensaciones, tu mente se ubica en el futuro y en lo peor que puede pasar.
Pero si describes lo que está sucediendo realmente en ese momento a tu alrededor, e incluso si puedes conectar con tus cinco sentidos, es algo que te ayudará mucho. ¿Qué estoy oliendo? ¿Es agradable? ¿Qué sonidos hay a mi alrededor? ¿Qué estoy viendo?
Mientras hacemos un repaso de este momento, puedes dirigir la respiración y hacerla cada vez más pausada, siendo consciente del recorrido del aire en tu cuerpo; un apartado fundamental de gran ayuda para que podamos manejarla.
Y es que ante estas situaciones, se descontrola el ritmo de nuestra respiración, llegándonos a generar sensaciones poco agradables.
Por último, es importante saber que todas las personas tenemos la capacidad de sostener emociones poco agradables e intensas: no tienes que escapar ni luchar contra el miedo, simplemente aprender a escuchar lo que tiene que decirte, validarlo y entender que el cuerpo no responde siempre como nos gustaría.
No vamos a forzarle a nada. Simplemente, debemos darle compañía, seguridad, cariño y confiar en nuestra capacidad innata de transitar emociones poco agradables.
Recuerda que ningún estado emocional es para siempre, tampoco el miedo. Así que todo eso que estás sintiendo tiene una duración y se irá: no te dejes solo durante ese momento y acompáñate con mucho cariño.
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