La importancia del tren de aterrizaje y su proceso de mantenimiento

02/11/2021

Como aerolínea que somos, siempre pensamos en volar. Nos gusta alzar el vuelo. Nos encantan las alturas. Pero, claro, volar es algo que no podríamos hacer sin el obligado binomio de despegar, primero, para volver a pisar tierra firme, después. Por este motivo, el tren de aterrizaje de un avión es un elemento fundamental para los sistemas de nuestros aviones, apartado que requiere de un cuidado meticuloso para mantenerlo en condiciones óptimas de funcionamiento.

¿Qué es el tren de aterrizaje?

La función principal del tren de aterrizaje radica en absorber el impacto del descenso para evitar que el fuselaje golpee el suelo. El pilar principal del tren cuenta con un sistema hidráulico de absorción de impactos que está regulado por fluidos comprimidos; un impacto que se efectúa hasta en doce ruedas, cada una de ellas con un sistema de frenado independiente. Cada rueda tiene también piezas destinadas a controlar el frenado progresivo de la aeronave, ayudando a los discos de freno a reducir la velocidad de las ruedas, evitando que se atasquen. Las particularidades, claro está, dependerán hasta cierto punto del tipo de avión y del modelo al que hagamos referencia.

Como curiosidad, el sistema de frenos antibloqueo (ABS), habitual en todos los vehículos de carretera, se probó por primera vez en el tren de aterrizaje de aviones; por tanto, los frenos que usamos cada día en nuestros automóviles se los debemos a la ingeniería aeronáutica.

Ruedas dentro, ruedas fuera

Controlados por ordenador, los actuadores se retraen y el tren de aterrizaje se eleva rápidamente hacia el cuerpo de la aeronave tras el despegue. Esta maniobra se produce en cuanto se logra una tasa de ascenso positiva, con objeto de reducir la resistencia del aire y permitir que la aeronave gane velocidad.

Luego, cuando llega el momento de aterrizar, el tren se baja; también asistido por computadora, una vez que la aeronave ha alcanzado una velocidad inferior a los 280 nudos (más de 500 kilómetros por hora). De igual manera, cuenta con un sistema de respaldo que incluye sensores de posición.

Probando, probando…

Huelga decir que, dentro de nuestro riguroso régimen de mantenimiento de aviones, el tren de aterrizaje juega un papel crucial. Así, con frecuencia, nuestros técnicos expertos del hangar de mantenimiento de La Muñoza, junto al aeropuerto de Barajas, examinan y comprueban minuciosamente cada detalle. Cuanto más antiguo es el avión, más frecuentes son las pruebas, por lo que se tienen en cuenta las horas de vuelo y el número de despegues / aterrizajes.

La aeronave se eleva con gatos hidráulicos y se procede con la revisión: se reemplazan los amortiguadores; se inspeccionan cuidadosamente todos los sistemas para detectar posibles defectos, incluidos los problemas de conexión con las luces de advertencia en la cabina; y se pone a prueba el tren de aterrizaje, contando con pruebas de gravedad en las que se sueltan los ganchos que sujetan el tren, lo que posibilita que caiga por su propio peso, sin acción hidráulica. Esto forma parte de un sistema de emergencia que permite desplegarlo para aterrizar en caso de que la aeronave pierda presión hidráulica de algún modo.

La prueba también implica extender y retraer el tren de aterrizaje al menos diez veces, según comenta Juanma Rivas, gerente de producción. Finalizadas las pruebas, las ruedas tocan el suelo tras retirar los gatos hidráulicos. Cuanto todo está a punto, se remolca para volver a ponerlo en servicio; pero si requiere la reparación del tren de aterrizaje, este se transfiere al taller para su revisión en un proceso que dura aproximadamente 2 meses.

Un testimonio de compromiso con la seguridad de nuestros pasajeros.