Son varios los pasajeros que sienten frío durante los vuelos y recuerdan sus viajes con cierta incomodidad, donde han experimentado una sensación que asemejan a la de encontrarse en medio de un iglú. Esto depende del windchill factor, un índice que sirve para evaluar la sensación térmica y así alcanzar una temperatura confortable. Lo que hacen es mantener el aire de forma constante, consiguiendo una temperatura inferior a la que sentiríamos sin él. Como si de una ligera brisa se tratara.
Ahora mismo te estarás haciendo preguntas del tipo de: porqué, cómo, quién lo regula… Quédate y sigue leyendo, a continuación, te vamos a resolver todas esas dudas.
En todos los aviones, la temperatura se controla desde la cabina de pasajeros, a través de un panel de control que permite ajustarla dentro de un rango de 18ºC a 30ºC, dependiendo del sobrecargo del vuelo.
Además, en Iberia, los aviones cuentan con una opción extra para regular de manera independiente la temperatura en las distintas zonas, evitando que haya grandes diferencias térmicas. Nuestro principal objetivo es que los pasajeros estén lo más cómodos posibles, intentando lograr un equilibro entre la temperatura de la cabina y el calor propio que emana de ellos.
El motivo de que la temperatura no sea muy elevada no es por riesgo de hipoxia (disminución del oxígeno), sino a la presión del aire que respiramos. En los aviones antes de inyectar el aire atmosférico, es necesario que lo compriman, para mantener la presión correcta.
¿Y a qué se debe este frío en el avión?
La presurización y el acondicionamiento de la cabina son elementos totalmente distintos, por tanto, aunque se produzcan fallos en alguno de ellos durante un viaje, no hay de qué preocuparse, la cantidad de oxígeno del avión va a seguir siendo la misma que al comienzo de este.
La mayor parte de las personas, creen que el frío seco es el causante de ese frío que podemos sentir durante los viajes, pero están totalmente equivocadas. Es la elevada humedad la que lo incrementa, como ocurre en las zonas de costa. En las aeronaves los niveles son muy bajos (por debajo de un 5%) por el proceso de compresión del aire. No supone ningún tipo de efecto adverso en nuestro organismo, más allá de poder afectar levemente al confort de nuestras mucosas.
Y te preguntarás, ¿qué ocurre cuando fuera hay temperaturas extremas como -45 grados? En este tipo de situaciones, el avión mantiene su temperatura gracias al sistema de acondicionamiento, que, a través de unos intercambiadores, mezclan aire muy caliente con el aire frío, hasta obtener la temperatura perfecta, elegida por el piloto antes de despegar.
La percepción de esta sensación de frío es en cierta parte personal, es decir, varía según cada pasajero y en cómo se siente en cada momento concreto. También hay que tener en cuenta que la temperatura tarda unos 20-30 minutos en ajustarse, por lo que te aconsejamos tener un poco de paciencia.
Si viajas con Iberia y no consigues estar a gusto durante el vuelo, no te cortes, házselo saber a la tripulación, estarán encantados de poder ayudarte y encontrar una solución para poner fin a tu problema.