Aviación y aves pueden estar mucho más cerca de lo que creemos. Por ejemplo, hay halcones que vigilan los aeropuertos: quizá conozcas esta práctica, pero es interesante conocer el porqué, cómo se originó esta técnica (tan sostenible como necesaria), por qué esta especie está más preparada para asumir su labor en el espacio aéreo y si hay algunas otras que resulten válidas.
El espacio aeroportuario: seguridad y sostenibilidad
Antes de entrar en materia conviene saber un par de cosas sobre los aeropuertos. En los aeropuertos ocurren dos cosas que son importantes para el tema que nos ocupa: una, suele haber disponibilidad de alimento y refugio y son espacios amplios con relativa tranquilidad.
Todas ellas favorecen que las aves y otro tipo de fauna busquen establecer allí sus territorios o zonas de campeo. Y entonces llega el dilema, porque el asentamiento de aves (que van desde aves rapaces, cuervos, gaviotas o palomas) puede generar problemas de seguridad aérea (colisión frontal, aves que se meten en las turbinas…). Y, aunque las posibilidades son muy escasas y el choque, por ejemplo, no suele representar un problema serio, sí lo es un ave colándose en una turbina. Por tanto, desde los inicios de la aviación se han ido implementando distintas medidas para evitar estos problemas.
Algunas de esas medidas son, por ejemplo, utilizar repelentes químicos, gestión del hábitat, trampeo y traslocación de fauna y pirotecnia. Pero hay una que lleva décadas usándose y que al igual que el resto de las medidas, es respetuosa con el medio ambiente: el uso de halcones.
¿Por qué hay halcones en los aeropuertos?
Los halcones pertenecen a la familia de las rapaces diurnas; es decir, son aves que, gracias a sus garras, su pico y su velocidad (hay algunas especies que pueden alcanzar cerca de los 400 kilómetros por hora), cazan a sus presas en pleno vuelo y se alimentan de ellas.
Su agilidad y sus habilidades en el cielo permiten controlar la llegada de otras aves. No es que las cacen precisamente; es que su simple presencia advierte a las aves que llegan de que hay un depredador. Es decir, son un elemento disuasorio para las demás especies, que saben que están en peligro delante de un halcón.
Por tanto, tenemos el método perfecto para reforzar la ya de por sí reforzada (valga la redundancia) seguridad en los aeropuertos: los halcones son un sistema no invasivo, amable con el medio ambiente y respetuoso con el ecosistema.
¿Cómo logran desempeñar su papel?
Evidentemente, los halcones que vemos en los aeropuertos no llegan allí por azar. Necesitan entrenamiento y control para que su vuelo sea compatible con el de los aviones y, de paso, impida la llegada de bandadas de aves. Y aquí entra en acción el técnico de control de fauna (halconero).
El técnico de control de fauna es un profesional especializado en el entrenamiento de halcones, identificación de aves, trampeo y otras técnicas. No debemos confundirlo con el cetrero, que emplea los halcones para la caza. El halconero simplemente entrena al halcón para vigilar los cielos. Se trata, tanto en un caso como en el otro, de una actividad que se remonta a la Historia Antigua: se sabe que la cetrería se practicaba desde hace miles de años. Ahora, aquella técnica, extraordinariamente delicada y precisa, se adapta al mundo moderno y le añade la tecnología disponible (por ejemplo, sistemas de seguimiento GPS) para mejorar su eficacia.
¿Cuándo se implementó esta técnica en España?
En este punto, a cierta generación se le disparará la nostalgia. Uno de los naturalistas y halconeros que existieron en España fue el doctor Félix Rodríguez de la Fuente: los nacidos en los años 60 y 70 lo recordarán por un programa de televisión, El hombre y la tierra, que mostraba a los animales en su hábitat en una especie de serie documental narrada por él mismo. Este naturalista fue una gran inspiración para todos los niños de entonces.
En 1968, De la Fuente sugirió emplear halcones en la base aérea de Torrejón de Ardoz. El motivo: expulsar de allí a los sisones. Esta especie tendía a colisionar con los aviones de combate, tanto en sus maniobras de aterrizaje como en las de despegue.
Fue tal el éxito que aquella técnica se llevó, primero, al aeropuerto de Madrid-Barajas y, después, a prácticamente todos los aeródromos del país.
¿Son todos los halcones válidos para vigilar los aeropuertos?
Hay más de 300 especies de aves que pertenecen al orden de los falconiformes. Entre ellas, más de 60 especies pertenecen a halcones, cernícalos y alcotanes. Pero, son los llamados específicamente halcones los que una vez adiestrados, se utilizan para vigilar los aeropuertos y dispersar las bandadas de aves. Las más representativas son el halcón gerifalte, el peregrino, el sacre y el lanario. Son, claro está, las que se utilizan también en el mundo de la cetrería.
Al margen de estos, también hay otro tipo de halcones producto de la hibridación entre algunas de las mencionadas. Pero no todos valen para cualquier dispersión: cada tipo de halcón se utiliza en uno u otro aeropuerto según el tipo de aves que lo frecuenten y de su tamaño.
Además, se utilizan diferentes modalidades de vuelo, como pueden ser: Vuelos de marcaje, vuelos de dispersión, altanería y mano por mano.