Detener el pensamiento

30/11/2010

Hay veces en que los pensamientos automáticos negativos se resisten a nuestros intentos por cambiarlos por otros más positivos y siguen asaltándonos en el momento en que recordamos que vamos a volar o en el que subimos a un avión. Después de todo, es posible que tales pensamientos hayan surgido no antes, sino después de que se intalase el bucle de retro-alimentación entre la interpretación negativa y la ansiedad, de modo que su función, más que la de inspirar nuevas interpretaciones negativas, sea más bien la de «proteger» el bucle mediante la generación de ansiedad, cosa que hace que evitemos volar. Así, a pesar de estar recordándonos a nosotros mismos que esa idea nace de nuestro miedo y que volar es realmente muy seguro, mucho más que cualquier otro medio de transporte, puede que el pensamiento de que vamos a sufrir un accidente continúe imponiéndose en nuestra mente.

En estas ocasiones lo más útil tal vez sea tratar de detener el pensamiento. La técnica consiste en interrumpir la aparición del pensamiento automático negativo mediante la realización de alguna acción como, por ejemplo, darnos un pequeño golpe, pellizcarnos o, simplemente, decirnos «basta» o «stop». Cuanto más desagradable sea el estímulo empleado, más fácil nos resultará alcanzar nuestro objetivo, pero tampoco debemos exagerar, ya que normalmente la orden de parar (decirnos «basta» o «stop») suele ser suficiente para reducir la frecuencia y duración de los pensamientos negativos. Lo que sí está fuera de toda duda es que podemos completar la técnica de detención del pensamiento añadiendo otras técnicas como la relajación y la imaginación de una escena agradable o la repetición de un pensamiento alternativo.

De esta manera, cuando aparezca el pensamiento automático negativo, habría que hacer lo siguiente:

  • ante todo, interrumpirlo de la forma antes indicada;
  • y, por último, imaginarnos una escena agradable, lo que, además de afianzar el estado de relajación conseguido, mantendrá nuestra mente ocupada, impidiendo que surjan nuevos pensamientos negativos, o repetirnos un pensamiento alternativo, ya sea uno que sirva para animarnos en general o el que hemos elaborado precisamente para contrarrestar ese pensamiento automático negativo en concreto, lo que permite aprovechar la oportunidad para combatir este tipo de pensamientos.
  • A continuación, relajarnos con alguna de las técnicas basadas en el control de la respiración que ya conocemos o con cualquier otra que a nosotros nos venga bien, cosa que rebajará la ansiedad provocada por el pensamiento automático negativo.

¡Paremos los pensamientos que pretenden adueñarse de nosotros y amargarnos la tranquilidad y hasta la emoción que deberíamos sentir cuando volamos!

Imagen |  Ric e Ette

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