“He de tenerlo todo bajo control”

15/11/2010

Un pensamiento automático negativo que posiblemente influyera en la adquisición de nuestra fobia a volar y que casi con toda seguridad sigue perjudicándonos cada vez que subimos a un avión, podría ser más o menos el siguiente: «He de tenerlo todo bajo control así que, cuando vuelo, como me pongo en manos de otros, lo paso muy mal».

Es fácil entender por qué este pensamiento recrudece nuestro problema: impone una necesidad que, por definición, no puede satisfacerse en una situación como la de volar, añadiendo un motivo más para experimentar ansiedad. Por tanto, lo que tenemos que hacer es combatir ese pensamiento y sustituirlo por otro distinto que nos ayude a volar sin miedo o, al menos, no nos lo ponga más difícil.

Como sabemos, existen dos grandes aproximaciones a la hora de hacer esto: discutir racionalmente el pensamiento y diseñar pequeños experimentos para comprobar su veracidad.

En cuanto a lo primero, podemos preguntarnos si es cierto que realmente hemos de tenerlo todo bajo control, ya que, a menudo, ponernos en manos de otros resulta muy gratificante. ¿Acaso no es un placer ir a un restaurante para que el chef nos sorprenda con alguna receta maravillosa o dejar que unas manos expertas nos den un masaje relajante? También podemos reflexionar sobre la posibilidad de tenerlo todo controlado, pues la experiencia nos dice que cuanto más nos esforzamos por controlar algo, más se nos escapa, empezando por la vida misma. ¿Acaso no hemos aprendido que la represión a veces sólo sirve para intensificar el deseo, que los intentos de atrapar el momento de felicidad lo arruinan o que un poco de improvisación puede ser mucho mejor que la planificación cuidadosa?

Y en cuanto a lo segundo, podemos tratar de comprobar si no tener todo bajo control nos provoca malestar, por ejemplo, delegando en otros la responsabilidad de realizar alguna tarea o simplemente no realizándola nosotros (siempre y cuando ello no nos venga bien, claro está, porque se trata de poner a prueba un pensamiento automático negativo, no de aprovecharnos de la situación para escaquearnos). También podemos tratar de comprobar justo lo contrario, esto es, si tenerlo todo bajo control nos tranquiliza, por ejemplo, asumiendo más responsabilidad de la que nos corresponde en la realización de alguna tarea o realizándola de la manera más minuciosa y perfecta posible.

Éstas son sólo algunas formas de combatir el pensamiento automático negativo «he de tenerlo todo bajo control«. Inventemos las que necesitemos para combatir ese pensamiento o cualquier otro que tengamos y, de ese modo, estaremos avanzando en la superación de nuestra fobia a volar.

Imagen | Massimo Valiani