De nuevo tenemos en cuenta a los más pequeños. Como ya hemos mencionado alguna vez lo ideal para los niños es relacionar los miedos con cosas positivas y con el juego. En este caso, ¿porqué no aprender a volar una cometa? Con ello podemos hacer que el niño disfrute con «volar» y relacionarlo y semejarlo a la cometa cuando sea él el que tenga que volar: el piloto será entonces el que maneje esa cometa.
Los niños tienen una imaginación enorme y que debemos aprovechar al máximo. Ojalá fuera contagiosa, ¿verdad?
Foto | alvy
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