Asturias, paraíso ecoturista

19/05/2016

Turismo de Asturias

Es por todos bien sabido que la riqueza natural de Asturias es indiscutible. 6 Reservas de la Biosfera, más de un tercio del territorio protegido y un informe de Greenpeace que posiciona a Asturias como la Comunidad Autónoma que mejor ha sabido preservar su costa frente al ladrillo y el hormigón, dan una idea de por qué Asturias lleva a gala, desde hace más de 30 años, su eslogan “paraíso natural”.

Ese amalgama de parques, reservas, paisajes y monumentos naturales son morada de las más variadas especies, algunas de ellas en peligro de extinción, como el totémico oso pardo. La presencia de  osos en la Cordillera Cantábrica se remonta a la prehistoria pero durante muchos años el oso pardo cantábrico corrió serio peligro de extinción. A día de hoy; tras años de trabajo para proteger, conservar e incluso mejorar su hábitat – sumado a los esfuerzos realizados para fomentar, entre la población local, una imagen positiva del oso como elemento dinamizador – el incremento de los núcleos reproductores en la zona suroccidental de Asturias es notable y las actividades de observación y avistamiento de osos se han convertido en una realidad palpable.

Pese a que se trata de una especie forestal de difícil observación, la primavera es la época del año que mueve más turistas interesados en observar a la especie.

Entre los meses de abril y junio, en época de celo, cuando las osas salen del periodo de hibernación y abandonan la osera junto a sus crías, es habitual tropezarse con grupos de turistas realizando esperas para observarlos. Pese a que los osos son animales nocturnos o crepusculares, los oseznos mantienen una actividad constante durante todo el día. De hecho, ver a los ‘esbardus’ jugando es una de las experiencias más gratificantes que se puede vivir.  Como todos los cachorros: corren, saltan, trepan y transmiten la impresión de ser una fuente inagotable de energía.

Por ello, no es extraño que en las 3 comarcas en las que se concentran los mayores núcleos reproductores -Fuentes del Narcea, Somiedo y Camín Real de la Mesa- hayan surgido iniciativas encaminadas a la observación de la especie e interpretación de su hábitat.

Pero, no es el oso la única especie poco común que el viajero encontrará en este paraíso natural. El 75% de las aves y mamíferos presentes en España encuentran también morada en territorio asturiano. Lobos, urogallos, águilas, quebrantahuesos, nutrias, ciervos, rebecos, ballenas o salmones son algunas de las especies más emblemáticas con las que los amantes de la naturaleza pueden tropezarse a su paso por Asturias.

Entre los más esquivos destacaríamos al lobo ibérico. Depredador por antonomasia, el lobo ha sido desde tiempos inmemoriales un animal perseguido que genera sentimientos contrapuestos: admiración y odio o miedo. La observación de este gran cánido o, simplemente, escuchar el sobrecogedor aullido con el que responde a la llamada, en el periodo de celo, son experiencias excitantes, a la par que auténticas, con las que es posible deleitarse cuando uno se anima a adentrarse en el territorio por el que vaga una especie que, por extraño que parezca, a día de hoy, vive una época de expansión.

Mucho más fáciles de observar son los ciervos o rebecos que campan a sus anchas a lo largo y ancho de la Cordillera Cantábrica. Concretamente, los venados se vuelven protagonistas, en otoño, de algunos de los mejores conciertos sinfónicos que se pueden escuchar. Para descubrirlo no hay más que viajar a Asturias entre los meses de septiembre y octubre y acercase a los montes de Aller, Ponga, Redes, Somiedo, Teverga o Nava. El bramido de los ciervos en época de celo, y el entorno en el que se produce, son razones más que suficientes para planificar una escapada.

Completamos la lista con 25 especies de cetáceos y 385 de aves, entre residentes y migratorias, que unidas a otras dos joyas asturianas – la  gastronomía y la etnografía – harán de su viaje una experiencia única e inolvidable.

Más información aquí.

Foto| Turismo de Asturias – Paco Currás S.L.} else {