También hay otra Granada, en Nicaragua

04/04/2018

La colonial Granada es una de las ciudades más llamativas de América Central. Ubicada junto al Lago Concibolca y a pocos kilómetros de la capital del país, Managua, se llama así en honor a la hermosa ciudad andaluza con la que comparte nombre. Su principal atractivo estriba en su gran legado arquitectónico, repleto de edificios coloniales de estilo victoriano, unas peculiares calles adoquinadas y diversas plazas que lograron sobrevivir o reconstruirse tras el incendio provocado por el ejército del forajido estadounidense William Walker, que usurpó la presidencia de Nicaragua en 1856 e intentó conquistar toda la región.

Durante la última década se han rescatado numerosos edificios para deleite del visitante, así como hoteles boutique de gran calidad y muchos pequeños restaurantes; no en vano, este renacimiento de Granada la ha convertido en la ciudad más turística de Nicaragua.

 El epicentro de todo, al igual que en la mayoría de las ciudades coloniales, es junto con la plaza principal de Granada, el frondoso Parque Central: este parque, además de un punto de encuentro al aire libre para muchos lugareños, también es donde encontrarás vendedores de artesanías, helados de hielo y granizados de sabores; igualmente, preciosos edificios que rodean la plaza. Destaca su Catedral, de estilo neoclásico y pintada con los típicos colores blanco y amarillo. Fue terminada a principios del siglo XX.

Justo al lado del templo se encuentra otro de los puntos turísticos del casco antiguo, la Calle La Calzada, que desciende hasta la orilla del lago. Al caer la tarde suele convertirse en una zona muy animada, y es aquí donde se sitúan muchos de los modernos hoteles a los que nos referimos previamente.

La mayoría de los monumentos históricos suelen tener un carácter religiosos. Probablemente, las más relevante sea la Iglesia La Merced, del siglo XVIII, para muchos la más hermosa de la ciudad y que además ofrece una gran vista desde la cima de su campanario. En la calle Cervantes, por su parte, se encuentra el Convento de San Francisco, construido en 1585 y reconstruido en 1868 después de que Walker y compañía incendiaran la ciudad; aquí se encuentra un magnífico museo de arte religioso que alberga fascinantes estatuas precolombinas talladas en basalto negro (arriba).

Y, si hablamos de museos, hay un par más pequeños que no te pues perder. Muy cerca del Parque Central, en la calle Atravesada, se encuentra Mi Museo, modesto por fuera pero con una imponente colección privada de cerámica y otros objetos precolombinos que llegan a dar del siglo XX a.C. En la misma calle también te toparás con el ChocoMuseo, en una casa adosada de cinco piso: no sólo conocerás la historia del cacao y el chocolate en América, también cuenta con una pequeña fábrica, talleres para hacer chocolate, tratamientos de spa a base de cacao y un café con bebidas de chocolate y postres deliciosos. Delicioso, ¿verdad?

¿Más paradas que merezcan la pena? El caótico y alegre mercado municipal (arriba) y el Parque del Lago, donde puedes tomar un barquito que te paseará por las isletas que hay en su interior. Además, el punto de referencia secular más importante de la ciudad es el Fuerte La Pólvora, una fortaleza encalada de baja altura construida en 1748 y que se puede recorrer a pie.

Y, si viajas con el suficiente tiempo, es muy recomendable reservar una excursión de un día al Volcán Mombacho, uno de los volcanes nicaragüenses visitables. Forma parte de una reserva natural localizada a unos diez kilómetros al sur de la ciudad: puedes llegar a la cima en un 4 × 4 o hacer senderismo para vivir una experiencia única en un entorno boscoso; desde aquí, las vistas de Granada y sus alrededores son espectaculares.

Imágenes | elnaveganteHeimlich_el_centroamericanosergio melendez.