Las playas no son para el invierno. ¿O sí? Pues claro que sí. El juego que una playa especial, bonita y con encanto puede dar, va mucho más allá de limitar su uso a la época estival. Y puede que a veces no encontremos mejor plan en un soleado -o hasta nublado- día de invierno que irnos a disfrutar de un rato en la playa.
Nos vamos a ir hasta el Norte más Norte de España. Y vamos a escoger una playa – ¡menudo reto! – de cada una de estas cuatro Comunidades Autónomas: Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. ¿Y qué requisitos hemos tenido en cuenta a la hora de hacer esta selección y qué nos han ayudado a decidirnos? Voilà: playas bonitas y localizadas en un entorno digno de marco, playas con buen acceso, playas que se presten para pasear o practicar surf, y playas que a su alrededor tengan la opción de algún otro plan interesante, llámese una ciudad, un núcleo urbano, un Parque Natural, una ruta de senderismo etc.
¿Listos? ¡Comenzamos!
Playa de La Lanzada. Las Rías Bajas se han ganado a pulso fama de una especie de micro clima en la misma Galicia. Y, la realidad es que los termómetros por estos lares siempre superan en algunos grados a los grados que los termómetros de las Rías Altas o de cualquier zona del centro gallego puedan llegar a marcar. Pero, como las comparaciones son odiosas, dejémoslas de lado y en esta ocasión, nos quedamos por las Rías Bajas. La Playa de la Lanzada es una de las playas por excelencia de la zona. Incluso en invierno. Está situada entre Sanxenxo, ese lugar chic y deseado por muchos, y entre O Grove, un pueblo costero siempre lleno de vida. Su acceso es sencillo y dispone de párking, además de una arena blanca casi paradisíaca y unas olas perfectas para surfear. ¿Y sabes cuál es su extensión? Dos kilómetros y medio. ¡Vivan los paseos infinitos en esta playa gallega!
Playa de Cuevas del Mar. Ubicada en el famoso y encantador pueblo de Llanes, estamos frente a una de las playas más espectaculares de España. Arena dorada en la desembocadura del Río Cuevas y, valga la redundancia, cuevas de todas las formas y colores para esta playa de forma curiosa y triangular. De hecho, conviene visitarla cuando la marea está baja para no perder detalle de estas improvisadas cuevas que la naturaleza nos regala. Si la recorres continúa con el paseo hasta la Ermita de San Antonio. Merece la pena llegar hasta aquí, no solo por ver la Ermita sino porque el paseo en sí es pura delicia. Si no te hemos convencido, piensa que con Llanes cerca el interés de la zona está más que asegurado y tengamos en cuenta además que la no menos encantadora Ribadesella está también muy próxima.
Playa de Oyambre. Cantabria, mitad montaña, mitad costa, es un paraíso en ambos sentidos. Y lo suyo nos ha costado decidirnos por una sola playa a la hora de redactar este artículo. Finalmente hemos apostado fuerte por la playa de Oyambre, sita en el Parque Natural de Oyambre, a mitad camino entre los municipios de Comillas y de San Vicente de la Barquera. Si por algo destaca además de por sus dunas y sus dos kilómetros de arena blanca, es por sus olas y por la afluencia de locos del surf deseando disfrutar de este bonito oleaje. A todo esto debemos sumarle en invierno la estampa de los Picos de Europa nevados como telón de fondo. Con tantos ases bajo la manga, quizás sea hasta lógico que finalmente nos hayamos decidido por una playa preciosa, con buenas vistas y con buenas olas, rodeada de una naturaleza impresionante y con núcleos urbanos cercanos para culminar el momento playa.
Playa de La Concha. No hay duda alguna. Esta playa situada en el corazón de la Bahía de La Concha es todo un emblema en San Sebastián. Y motivos no le faltan para que así sea. Es una playa urbana de la que se puede disfrutar en cualquier época del año y que cuenta con todas esas ventajas que una playa urbana siempre ofrece. En numerosas ocasiones ha sido elegida como la mejor playa de Europa. Con esta etiqueta, es fácil que sea una de las elegidas para un artículo de estas características. Su privilegiada y céntrica ubicación y su extensión de kilómetro y medio son sus bazas más evidentes para ostentar semejante título. Ahondando un poco, le siguen esa imagen de pureza y elegancia en pleno casco doností que encandilan hasta al más ferviente defensor del Caribe, con esa arena fina y pulcra y esas olas que hacen las delicias de los amantes del surf. Y como remate final, ese majestuoso Paseo de la Concha de 6 ideales kilómetros para recorrer a pie o en bicicleta, con esas obras de arte arquitectónicas llamadas barandilla y farolas que ensalzan un marco francamente incomparable.
Fotos: Contando Estrelas; Javier García Blanco, horrapics; TeaMeister y quintanilla | Mª José C. Lamas