He aquí una pequeña lista de cosas que podemos hacer en caso de que suframos un ataque de ansiedad:
1. Ante todo, reconocer que lo que nos está ocurriendo es un ataque de ansiedad y asumir que en los próximos minutos podemos experimentar estos síntomas, los cuales serán muy desagradables, pero no son peligrosos ni dañinos. Digámonos a nosotros mismos que estamos sufriendo un ataque de pánico, que no hay motivo para preocuparse y que tan sólo tenemos que esperar a que pase.
2. Evitar todo pensamiento que pueda agravar nuestro estado, utilizando, si fuera preciso, la técnica de la parada del pensamiento.
3. Distraer nuestra atención, ya sea fijándonos en algo externo (aquello que estemos viendo, escuchando o tocando) o realizando algún tipo de actividad (movernos, hablar con alguien, imaginar una escena agradable, recordar las tareas pendientes del día, tararear nuestra canción favorita, etc.).
4. Contrarrestar la hiperventilación, que, como sabemos, es uno de los mecanismos clave en el proceso del ataque de pánico. Para ello podemos emplear varias técnicas de control de la respiración con el fin de que ésta deje de ser superficial y apresurada y se vuelva regular, como la respiración profunda o la respiración contando. Sin embargo, la forma más rápida y efectiva de contrarrestar la hiperventilación consiste en aumentar la cantidad de dióxido de carbono que introducimos en nuestro organismo con alguno de los siguientes trucos:
- Tapar una de la fosas nasales y respirar solo con la otra.
- Fruncir los labios y respirar por la boca como si estuviésemos apagando una vela.
- Coger una bolsa entre las manos, colocar su abertura delante de nuestra nariz y boca y respirar dentro de ella hasta que empecemos a sentirnos más calmados (tampoco hay que abusar, ya que con este truco aumentamos muy bruscamente nuestro nivel de dióxido de carbono).
De esta manera, conseguiremos que el ataque de pánico no vaya a más y, lo que es mejor, que no se repita.
Imagen | außerirdische sind gesund