Técnicas de relajación para enfrentarnos a la aerofobia

31/03/2022

En la actualidad se conocen más de 470 fobias diferentes. Una de ellas es la aerofobia, miedo a volar. Genera un bloqueo y una sensación paralizante que anula la voluntad de quien la padece.

Una de las primeras cosas que debemos saber es que la aerofobia puede darse en cualquier persona, incluso en aquellas que viajan con bastante asiduidad. Es conocida como una de las fobias del primer mundo.

La evitación (dejar de hacer cosas por no enfrentarnos a eso que nos paraliza) es, en muchas ocasiones, la primera respuesta de aquellas personas que sufren aerofobia, llegando a elegir otros medios de transporte para viajar. Así que hoy queremos hablaros de ciertas técnicas de relajación que existen, y que nos pueden ayudar a tener un mejor manejo de la ansiedad que experimentamos al volar.

Técnicas de relajación

Las técnicas de relajación pueden ser de gran ayuda para el tratamiento o gestión de la fobia. Debemos identificar si lo que padecemos es miedo o fobia. Si es miedo, siempre podremos enfrentarnos a ellos con un control previo de hábitos y técnicas de relajación. Sin embargo, si lo que padecemos es fobia, la recomendación es ponerse en contacto con psicólogos o psiquiatras que puedan ayudarnos a elaborar nuestra historia y que nos permitan generar herramientas más personales para enfrentarnos al problema.

Para tratar de aportar nuestro granito de arena, hemos elegido concretamente dos técnicas de relajación que consideramos las más adecuadas para rebajar los niveles de ansiedad en los momentos mas críticos.

  1. Control de la respiración

La respiración es una acto involuntario e innato del ser humano. Lo realizamos por inercia, de forma automática. Pero, ¿qué ocurre cuando tenemos ansiedad? Nuestro cerebro interpreta que vamos a necesitar muchos recursos para huir de la situación y empieza a activar nuestro cuerpo para que pueda ponerse en marcha. ¿Cómo podemos verlo? Empezamos a tensar los músculos, a respirar más fuerte para que llegue más oxígeno a ellos y nos ponemos en alerta. Por ello, tener un buen manejo de la respiración nos ayuda a gestionar esta ansiedad y a bajar los niveles de activación corporal. Aquí te dejamos unas ideas para poder llevarla a la práctica:

  • Estar sentado con la espalda recta en una posición cómoda.
  • Colocar las manos en el abdomen y concentrarnos en cómo se infla cuando inhalamos y desinfla cuando exhalamos. Concentrarnos en ese movimiento nos relaja.
  • Tomar aire por la nariz en 4 segundos, mantenerlo 7 segundos y expulsarlo en 8 segundos baja la frecuencia cardiaca, permitiéndonos entrar en un estado de relajación. Este paso se repetirá durante 10 minutos aproximadamente. De ser necesario, se podrá ampliar el tiempo.
  1. Técnica de relajación Jacobson o técnica de relajación progresiva

Una de las técnicas más conocidas para el control de la ansiedad y de los ataques de pánico es una mezcla del control de la respiración y el control muscular. Se deben tensar/contraer los músculos para posteriormente relajarlos. Debido a que en una situación en la que experimentamos ansiedad nuestros músculos tienen una fuerte activación y pueden contraerse, con esta técnica ayudamos a tener control sobre esta activación muscular y ayudamos a nuestro cuerpo a relajarse.

Esta técnica se divide en tres fases:

  • Primera fase: tensión y relajación. Iremos tensando y relajando todos los grupos musculares que van desde el rostro, cuello, hombros, hasta el abdomen y piernas (en este orden). El tensionamiento debe durar en cada una de las partes de 10 a 15 segundos, y la relajación posterior también, 10, 15 segundos.
  • Segunda fase: comprobar mentalmente que cada parte de nuestro cuerpo esté relajada. De no ser así, repetiríamos el proceso.
  • Tercera fase: focalizar la atención en nuestro estado e imaginar o visualizar una imagen/escena que nos resulte agradable. Esta última fase es la más subjetiva. Cada uno debe encontrar la imagen/escena que más le reconforte y le de calma y paz.

Es importante señalar que estas técnicas tendremos que ensayarlas y entrenarlas antes de ponerlas en práctica en una situación que nos genere ansiedad. ¿Por qué? Al ser técnicas que quizá no hayamos probado nunca, es importante que sepamos cómo reacciona nuestro cuerpo en una situación de no ansiedad. Así podremos ver qué sensaciones corporales nos ayudan y forman parte de nosotros en un estado de relajación, para poder diferenciarlos de momentos complicados y no asustarnos en el propio momento de confusión que genera la ansiedad.

Autor: Psicoline