Cantabria, un lugar para descubrir con todos los sentidos

12/05/2022

Que Cantabria tiene innumerables tesoros es algo innegable. Sus montañas, playas y gentes lo hacen un destino perfecto para cualquier escapada. Pero si hay algo que no se puede dejar de lado es también su gastronomía.

Quesos, orujos con su propia denominación de origen y sus conservas, la hacen ser una región muy apetecible para perderse.

¿Nos vamos?

queso

Quesos para paladares exigentes

Cantabria cuenta con tres denominaciones de origen: queso de nata, queso Picón Bejes-Tresviso y quesucos  de Liébana. El queso de nata, más cremoso, es ideal para mezclar con membrillos o mermeladas, y dar el toque dulce para un postre por ejemplo. El queso Picón Bejes-Tresviso es un queso azul que se madura en cuevas a 1.200 metros de altitud; es un sabor con personalidad para los amantes del queso. Y los quesucos de Liébana, con sus dos meses de maduración, se caracterizan por su corteza dura y pasta firme que pueden acompañar casi cualquier plato.

Son muchos los quesos cántabros artesanos, algunos de ellos con premios internacionales, que hacen que los visitantes siempre guarden un sitio en la maleta para llevarse algunos de ellos a sus casas.

Fábrica de orujo

El orujo, el alma de la fiesta

Si bien gran parte del norte de la península presume de sus orujos, Cantabria no podía ser menos y ofrece a sus visitantes su propio licor: el orujo de Potes. El aguardiente de orujo se obtiene a partir de orujos de uva fermentados y destilados, que se van probando hasta dar con el sabor característico de este licor. Cuenta con su propia fiesta, la Fiesta del Orujo en Potes, que se celebra el segundo fin de semana de noviembre y cuyo origen se sitúa en 1984, cuando los organizadores de esta fiesta quisieron mostrar el laborioso proceso de elaboración del orujo lebaniego. Una curiosidad, para hacer este orujo es que se utilizan alquitaras y no alambiques como con el orujo gallego.

Es fiesta de interés turístico nacional desde 2012 y los casi 1.500 habitantes de Potes pueden presumir de ser una de las fiestas más multitudinarias de la región, en la que solo hay dos condiciones: pasarlo bien y que todo el orujo que se destila en esos días, se consuma en el momento.

Es posible visitar algunas de las bodegas  para aprender más sobre el orujo cántabro y su elaboración; y de paso, probarlo.

Portion of anchovies from Santoña in white rectangular plate on wooden table

De la montaña al mar

No hay espacio en Cantabria que no sorprenda por sus sabores. Y dentro de su gastronomía, está prohibido pasar por alto sus conservas. Las hay de vegetales, de pescados, legumbres o patés. Pero de ellas, posiblemente las reinas son las conservas de anchoa y bonito. El bonito del norte tiene una luz especial y un sabor que no puede dejar indiferente a nadie. Estas conservas se elaboran de forma artesanal; tradicionalmente, es un trabajo desarrollado por mujeres que pasan de generación en generación el secreto de sus recetas.

En cuanto a la anchoa, hay quien la compara con un buen jamón y no va muy desencaminado. Ambos son considerados joyas de la gastronomía española, y para consumirlos, puede ser suficiente un buen vino y un trozo de pan.

Fueron los italianos quienes trajeron esta industria conservera a finales del siglo XIX a las costas cántabras, y desde entonces, forma parte de los menús más exquisitos.

En definitiva, desde sus montañas más recónditas hasta sus acantilados y playas, Cantabria se define como un destino para disfrutar con la vista y el gusto en cualquier momento del año.

¡Buen provecho!

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