La aerofobia y otras fobias relacionadas

26/07/2022

La fobia es un tipo de trastorno de la ansiedad, un temor fuerte e irracional a “algo” que muestra poco o ningún peligro real. La aerofobia, el miedo a volar, es una de las más frecuentes. Antes de tratar una fobia, lo primero que debemos conocer es el tipo que nos afecta: tenemos que identificarla para trabajarla de forma correcta, de manera que no pueda derivarnos en otras fobias. Y, atención, porque en no pocas ocasiones podemos confundir la aerofobia con otras situaciones que nos suponen ansiedad: los espacios cerrados, lugares donde no se puede escapar con facilidad o, incluso, a las alturas.

  • Identificación de la aerofobia

Hay personas que sienten cierta ansiedad antes de tomar un vuelo; el nerviosismo previo es normal, pero hay que tomar medidas cuando se convierte en un problema. Para identificar la fobia es necesario tener en cuenta los síntomas que nos produce la situación de volar.

Las causas principales que pueden desencadenar la aerofobia pueden ser palpables, como los retrasos en los vuelos, las turbulencias o, incluso, haber vivido una mala experiencia a bordo de un avión. Pero hay otras que no son tan apreciables y que debemos valorar a la hora de diagnosticar esta fobia, como los accidentes puntuales que narran y magnifican los medios de comunicación, y también el entorno que nos rodea, ya que el hecho de tener algún familiar o persona cercana con miedo a volar puede influir en este sentido.

Los síntomas aparecen cuando nos exponemos al estímulo fóbico, a nuestra fobia particular, ya que esta situación es la que provoca una reacción de ansiedad en nuestro cuerpo similar a los síntomas que pueden generar otras fobias. Por ello, es fundamental detectar la fobia que tenemos y no confundirla con otras y poner así los medios necesarios para solucionarla; o, como poco, para no crear más ansiedad por no saber identificar qué fobia estamos padeciendo realmente.

Los temblores, taquicardias, problemas gastrointestinales, desorientación o irritabilidad son algunos de los síntomas que puede tener una persona con aerofobia.

  • Fobias relacionadas

  • Claustrofobia: es el miedo irracional e intenso a lugares pequeños o abarrotados. Las cabinas de los aviones son espacios pequeños y cerrados, y la sensación de pasar mucho tiempo encerrado nos puede generar este problema.
  • Fobia social: es el temor intenso y persistente de ser observado o juzgado por otros. Pasar largos periodos de tiempo en un avión con personas desconocidas nos puede generar ansiedad y desencadenar en esta situación.
  • Acrofobia: es el temor desmedido a las alturas que impide la vida cotidiana en lugares altos como los edificios u oficinas; en este caso específico, en los vuelos. La sensación y realismo de altura en los vuelos puede ser un impedimento que se suma a la aerofobia.
  • Agorafobia: es el miedo y la ansiedad intensa de estar en lugares de donde es difícil escapar o donde no se podría disponer de ayuda. Está muy relacionada con la claustrofobia, la sensación de encontrarnos atrapados en un espacio.
  • Síntomas de las fobias

Para hablar de los síntomas de las fobias nos tendríamos que centrar primero en las semejanzas que existen entre ellas: esto puede ser el primer y principal obstáculo para identificar y enfrentarnos a la problemática. La mejor forma para trabajar una fobia es la propia exposición a ella: si no identificamos correctamente la fobia que tenemos y cómo nos afecta, no podemos exponernos a ella, por lo que no existirá mejora. Una mala o incorrecta exposición es un tratamiento poco efectivo.

El primer paso que debemos dar es tomar consciencia de que tenemos ansiedad ante una situación. Después, sería importante conocer e identificar las causas que generan esta sensación incómoda de malestar para no confundir el diagnóstico de la fobia que sufrimos con otra similar o parecida.

Una vez identificadas las causas, hay que valorar los síntomas y cómo nos condiciona nuestra vida, nuestro día a día. A partir de ahí, el siguiente paso sería la aceptación, el ser conscientes de la situación a la que nos vamos a enfrentar: y, por último, buscar profesionales adecuados con los que poder empezar un tratamiento. Todos estos pasos nos servirán para, más pronto o más tarde, empezar a notar mejoría de nuestros miedos y fobias.

Autor: Psicoline

Imagen | AaronAmat