Para los legos en la materia, pilotar un avión nos parece algo casi inalcanzable. Lo cierto es que los pilotos, además de una impresionante formación, cuentan con una enorme cantidad de herramientas que les guían para orientarse por el aire, por ejemplo, pero también para anticiparse a cualquier posible adversidad climatológica. Por eso, volar es tan seguro. ¿Cómo detecta un piloto, ya en el aire, los potenciales problemas con el clima? La herramienta la tienen ante sus ojos, en el cockpit o cabina de pilotaje del avión, y se llama radar meteorológico. Vamos a conocer un poco mejor en qué consiste.
¿Cómo se informa al piloto del tiempo que hace a lo largo de su trayecto?
En primer lugar, es importante destacar que un piloto ya cuenta con información meteorológica antes de iniciar el trayecto, incluyendo la situación actual y la previsión a unas horas vista. También cuentan con los reportes que les dan otros pilotos (lo que se conoce como «pilot reports»), por lo que saben de antemano lo que se van a encontrar. Durante el vuelo, además, trabajan con el radar meteorológico. Con él pueden observar los fenómenos climatológicos tales como: lluvia y tormentas, que pudieran afectar al vuelo.
¿Cómo funciona el radar meteorológico de los aviones?
Hay que viajar hasta la Segunda Guerra Mundial, y hasta los Estados Unidos, para hablar de los primeros sistemas de radar. Sin embargo, la función principal de aquellos era la de detectar otras aeronaves con las que pudieran encontrarse. Los operadores de estos radares descubrieron, no obstante, que había señales en sus monitores que no guardaban relación con la existencia de aviones. Pronto se supo que dichas señales correspondían a fenómenos atmosféricos. Al terminar la guerra, se modificaron una serie de radares para su uso meteorológico, y enseguida fueron distribuidos a lo largo del país.
El radar funciona con un sistema de microondas que se envían desde el avión y son devueltas en forma de eco cuando estas se encuentran ante un obstáculo (granizo, nieve, hielo, lluvia, etc.). Dicho sistema se suele alojar en el interior de la nariz del avión, y está fabricado en un material especial que permite que las ondas del radar lo atraviesen sin problema. Con el radar meteorológico se puede incluso detectar, gracias a los cambios en la velocidad y dirección de las gotas de agua, la turbulencia.
Así se interpretan los colores que aparecen en la pantalla del radar
En la pantalla, los distintos fenómenos climatológicos aparecen marcados con distintos colores: verde, amarillo y rojo. En las comunicaciones aéreas entre pilotos y controladores se habla de tres niveles de retorno:
- El nivel 1 se corresponde con el retorno verde. Esto significa que hay una precipitación ligera y débil, con poca o ninguna turbulencia, aunque se puede reducir la visibilidad.
- El nivel 2 (amarillo) nos habla de precipitaciones moderadas. La visibilidad puede ser muy baja mientras se atraviesa, y las turbulencias suelen ser moderadas. Ya sabemos que las turbulencias no entrañan peligro, pero para algunos pueden resultar incómodas.
- El nivel 3, en rojo, marca precipitaciones intensas y pesadas, posibilidad de tormentas y turbulencias severas.
Lo habitual es evitar el nivel 2 siempre que es posible y descartar siempre el nivel 3.
Si, a lo largo del vuelo, hay formaciones nubosas que pueden desencadenar lluvias, tormentas o ráfagas de viento, lo que suele hacer el piloto es buscar las zonas libres entre ellas: o bien las rodean o bien las sobrevuelan. Es relativamente frecuente que, durante estas maniobras, se vuele con el piloto automático conectado para que la tripulación esté pendiente de cualquier otro aspecto relacionado con la climatología: por ejemplo, solicitar autorización a control para desviarse de la ruta hacia zonas libres de meteorología adversa. Si, sin embargo, dicha tormenta está en entornos cercanos al aeropuerto, se puede valorar retrasar el despegue o el aterrizaje a la espera de que el clima mejore y aumente la seguridad del vuelo.
¿En qué condiciones se utiliza más el radar meteorológico?
Ya hemos visto qué detecta el radar meteorológico y qué situaciones son las que se evitan gracias a él. Lo cierto es que el piloto puede detectar visualmente una formación nubosa que implique problemas potenciales, pero el radar meteorológico es especialmente útil en áreas de gran nubosidad o en los vuelos nocturnos.
No todas las nubes pueden generar tormentas o fuertes precipitaciones. A las que hay que estar atento es a las nubes de tormenta, los cumulonimbos. Su abreviatura es CB, y en el mundo de la aeronáutica también se las conoce como «Charlie Bravo». Son nubes de fuerte desarrollo vertical, formadas por el sobrecalentamiento de la esfera terrestre, y están asociadas no solo a tormentas o lluvias torrenciales, sino también a granizo, nieve, relámpagos o tornados.
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