Simuladores de vuelo: ¿en qué consisten y cómo los utilizan los pilotos?

30/11/2022

Sabemos que un piloto profesional cuenta con una amplia formación, tanto teórica como práctica, antes de ponerse por primera vez a los mandos de un avión. En la parte práctica se enfrenta a situaciones hipotéticas que podrían darse en el aire, pero lo hace a través de los simuladores de vuelo. Vamos a ver en este artículo qué son exactamente, cuándo comenzaron a utilizarse y de qué manera forman a los responsables de tripular las aeronaves.

 

¿Qué son los simuladores de vuelo?

Son, en esencia, sistemas que reproducen con la máxima fidelidad y realismo posibles una cabina de tripulación en la que poder ensayar todas las maniobras que ejecuta un piloto, desde el despegue hasta el aterrizaje. Las ventajas de los simuladores de vuelo son múltiples. La más obvia es que practicar en un simulador es una salvaguarda de seguridad, dado que no pone en peligro la integridad de nadie. Pero es que además puede enfrentarse a situaciones extremas para las que debe estar preparado, por más improbables que estas sean. Y puede hacerlo tantas veces como sean necesarias hasta fijar al milímetro cómo proceder. Obviamente, manejarse en un simulador de vuelo supone un coste muchísimo menor.

Los simuladores también se conocen por sus siglas, FSTD (flight simulation training devices, en español dispositivos de entrenamiento de simulación de vuelo).

¿Cómo es un simulador de vuelo?

Los FSTD que usan los pilotos para formarse suelen ser FFS, esto es, full motion flight simulator o simulador de movimiento completo. Estos simuladores replican cada aspecto, detalle y mecanismo de una cabina de vuelo, así como de su entorno. El nivel de realismo de un FFS es máximo, y quienes tripulan en él sienten los mismos movimientos que experimentarían dentro de una aeronave real.

La realidad virtual, a través de complejos sistemas informáticos, hace que estos entrenamientos estimulen, gracias a los avances tecnológicos, las capacidades visuales y auditivas del piloto al nivel de hacerle sentir que está volando de verdad, y lo exponen a cualquier condición adversas, desde una falla en el sistema de navegación hasta una tormenta, problemas en el tren de aterrizaje, fuego, etcétera. A su vez, el instructor de vuelo cuenta con una serie de funcionalidades con las que crear dichos escenarios. Todo, a unos niveles de realismo increíbles, y con el fin de dotar al piloto del máximo nivel de pericia posible al frente de una aeronave. Pero los simuladores no siempre estuvieron tan avanzados: veamos cómo se entrenaban los pilotos en tiempos pasados.

 

Breve historia de los simuladores de vuelo

Desde que existe la aeronáutica se creó la necesidad de formar a los pilotos en un entorno seguro, pero que a la vez reprodujera cualquier situación plausible en un vuelo. Uno de los primeros simuladores de la historia fue el Sander Teacher. Se trataba de un aeroplano montado sobre una articulación, orientado hacia el viento y que podía inclinarse y girar. Ciertamente, con nuestros ojos de hoy podría parecernos una atracción de feria. Luego llegó, también en la primera década del siglo XX, un artilugio que consistía en la mitad de un tonel a modo de cabina, montado sobre una estructura de madera y que se movía desde fuera para crear esa sensación de vuelo.

Durante la I Guerra Mundial siguieron desarrollándose nuevos sistemas de simulación, y en el periodo de entreguerras llegó uno de los más populares, el Link Trainer. Ed Link, su creador, desarrolló una especie de caja de color azul con pedales, palancas, instrumentos y hasta alas que reproducía ciertos movimientos mecánicos, y con el que el instructor se comunicaba por radio para hacerlo más realista.

 

La computación entra en juego

Los primeros simuladores electrónicos llegaron durante la II Guerra Mundial, gracias a las computadoras analógicas de entonces. Más tarde comenzó a simularse el terreno y a utilizar cámaras para crear sensación de vuelo. Pero hasta los años sesenta no comenzaron a usarse computadoras digitales. A finales de aquella década se desarrollaron actuadores hidráulicos, que lograban el control sobre los distintos ejes de movimiento.

Fue a partir de los setenta cuando se comenzaron a usar cabinas. La creación de una lente que proyectaba las vistas del exterior logró mejorar sustancialmente la sensación real de volar. Por fin, en la década de los ochenta y con la proyección de imágenes en HD, aquel estándar de simulación de vuelo, con las consiguientes mejoras hasta hoy, es el que se utiliza en la actualidad.

Pero no todos los simuladores de vuelo son válidos para formar a los pilotos. Existen otros, más orientados al aspecto lúdico o usados en videojuegos; sin embargo, los que se usan profesionalmente necesitan de unos estándares de calidad avalados por la autoridad correspondiente en cada país. En España es la Agencia Estatal de Seguridad Aérea el organismo que certifica la idoneidad de los simuladores de vuelo o dispositivos FSTD. En la actualidad hay alrededor de un centenar de ellos autorizados, incluyendo simuladores tanto civiles como militares y de helicópteros.

 

Así se utilizan en la formación de los pilotos

Los pilotos utilizan los simuladores de vuelo no solo en el curso de habilitación para la aeronave que corresponda, sino en las constantes formaciones que las aerolíneas les proporcionan para estar siempre al máximo nivel de competencia.