Sabemos de otros artículos que la nomenclatura en aeronáutica es tan amplia como compleja. Hoy vamos a ver qué son las siglas IAS, TAS, CAS y GS, cuatro nomenclaturas para referirse a las velocidades en aviación.
¿Por qué hay distintos tipos de velocidades en aviación?
IAS, TAS, CAS y GS son las velocidades en aviación más utilizadas, pero no las únicas. Eso sí, obedecen a un código internacional que se recoge, por ejemplo, en la OACI. ¿Por qué hay diferentes maneras de nombrarlas? Entre otras cosas, porque utilizan distintas referencias y porque cada una aporta una información diferente.
Las cuatro velocidades en aviación más utilizadas
IAS (velocidad indicada)
IAS proviene, como el resto de las siglas, del inglés: indicated airspeed o, en español, «velocidad indicada». Es, en definitiva, la velocidad que aparece en el ASI (air speed indicator) que tiene cualquier piloto en su cabina. El ASI, como el altímetro, está conectado a un sistema pitot-estático, cuyos sensores detectan la velocidad de la aeronave en cada momento.
Como cabe imaginar, la IAS o velocidad indicada es uno de los valores más importantes de cuantos se utilizan en un vuelo. Por ejemplo, la IAS se utiliza en las maniobras de despegue, aterrizaje o aproximación. Es necesario indicar que la IAS mide la velocidad relativa del avión, esto es, aquella a la que este se mueve a través de la masa de aire.
Sin embargo, la velocidad indicada o IAS no tiene en cuenta la densidad del aire. La IAS toma como referencia la densidad del aire al nivel del mar. Pero el aire no es igual al nivel del mar que a 8.000 pies, por ejemplo. Tampoco cuenta con el potencial margen de error del ASI. Y aquí viene el siguiente concepto.
CAS (velocidad calibrada)
La CAS (calibrated airspeed) o velocidad calibrada es la velocidad del avión corrigiendo los errores de posición y del propio instrumento. No es que el instrumento medidor falle, sino que hay determinadas situaciones en las que el sistema de sensores puede no recibir la adecuada presión del aire y dar un valor distinto al real. La velocidad calibrada lo que hace es compensar estos errores, siendo el resultado la velocidad verdadera en la atmósfera estándar a nivel del mar.
TAS (velocidad verdadera)
La tercera de las velocidades en navegación es la TAS o true airspeed, lo que significa «velocidad verdadera». Es, en esencia, la velocidad relativa de un avión con respecto a la masa de aire en la que se mueve. Si la CAS corrige potenciales variaciones de la IAS, la TAS corrige a la CAS en cuanto a la densidad del aire. La velocidad verdadera es la se utiliza en el plan de vuelo.
Como vimos antes, la densidad del aire varía según distintos factores. Uno de ellos es la presión (que varía con la altitud); otro, la temperatura. Cuanto más subimos, menos denso es. También vimos que la IAS utiliza la densidad del aire a nivel del mar como referencia. ¿Qué quiere decir esto? Que dos aviones, a idéntica velocidad y a dos altitudes distintas, marcarán distintas IAS. La IAS del avión que vuela más alto marcará menor velocidad porque el sistema recibe menos presión dinámica del aire, y al revés para el que vuela más bajo.
Podemos deducir que, al nivel del mar, la TAS equivale a la IAS. Pero según vamos elevándonos, la velocidad real será mayor que la indicada: alrededor de un 2% por cada 1.000 pies de altitud.
GS (velocidad sobre el terreno)
Por último, hay un factor de corrección que se tiene en cuenta al medir la velocidad, y es el viento. La GS (ground speed o velocidad sobre el terreno) es, finalmente, la que corrige esta variable para dar, ahora ya sí, la velocidad real a la que se mueve la aeronave. La velocidad sobre el terreno modifica a la velocidad verdadera o TAS.
Pero ¿cómo determina el viento la velocidad? El avión puede verse afectado por el viento en cualquier dirección, afectando a la velocidad de forma positiva (acelerando) cuando la componente del viento viene de cola y negativamente (frenando), cuando la componente del viento resulta de cara.
¿Por qué es importante tomar como referencia la GS o velocidad sobre el terreno? Porque, al tratarse de la velocidad auténtica del avión, con todos los factores de corrección incorporados, sirve para calcular no solo el tiempo que tardaremos en llegar a destino, sino también cuánto combustible necesitamos.
Y estas son las cuatro velocidades en aviación que, contra lo que pueda pensarse, se automatiza. Muchos de estos cálculos los hacen las propias aeronaves; hoy en día, los instrumentos de los que dispone la tripulación a bordo han evolucionado muchísimo, y los cockpits poco o nada tienen que ver a los de hace décadas debido a su digitalización.