A las personas que sufren aerofobia también les asaltan, además de pensamientos automáticos negativos, imágenes relativas al hecho de volar que les generan ansiedad y malestar en diverso grado. Entre ellas encontramos, por supuesto, imágenes de accidentes o catástrofes aéreas, pero la mayoría se refieren simplemente a algunas situaciones características, como, por ejemplo, llegar al aeropuerto, subir al avión o permanecer quietos en el asiento durante el despegue, en las que siempre nos vemos a nosotros mismos pasándolo mal. Tales imágenes se van haciendo cada vez más abundantes e intensas conforme se acerca el día en que tendremos que volar, hallando su máxima expresión en los momentos previos, lo que obviamente nos predispone a experimentar la ansiedad y el malestar tanto tiempo anticipados.
Para contrarrestarlas, se han diseñado unas técnicas de control de la imaginación que, en el fondo, no son más que trucos de sentido común que la inmensa mayoría hemos puesto en práctica alguna vez en nuestra vida. La clave de todas ellas es utilizar la imaginación de forma activa para transformar nuestras emociones negativas en otras más positivas o provocar directamente las emociones positivas. Estas técnicas son las siguientes:
- Proyección temporal: se trata de imaginar qué pasará, no en el momento de volar, sino un tiempo después, ya sea unas horas o unos meses, cuando veamos las caras de los familiares a quienes hemos ido a visitar o nos encontremos en el destino de nuestras vacaciones o en el nuevo puesto de trabajo al que aspirábamos.
- Imaginación inducida: se trata de cambiar el contenido de una imagen negativa por otra más positiva, igual que hacemos con las pesadillas. Por ejemplo, si estamos imaginando que el avión empieza a tener problemas y se van a parar los motores, imaginar que los pilotos, gracias a su excelente preparación, consiguen hacerse cargo de lo que ocurre y restablecer la normalidad, cosa que, por otra parte, sabemos que es lo más probable que ocurra.
- Imaginación positiva: se trata de imaginar escenas positivas de cualquier tipo, lo que, además de relajarnos, mantendrá nuestra mente ocupada, evitando que aparezcan las imágenes negativas.
- Afrontamiento imaginado: en este caso, se trata de imaginarnos a nosotros mismos haciendo frente a las situaciones problemáticas con alguna de las técnicas que hemos aprendido aquí o que ya conocíamos y, sobre todo, logrando reducir nuestra ansiedad con ellas hasta el punto de disfrutar de un magnífico vuelo. También podemos imaginar a otra persona afrontando con éxito su ansiedad, pero imaginarnos a nosotros mismos resulta mucho más efectivo por la sencilla razón de que convierte a ese ser que, en nuestras imágenes negativas, sufría pasivamente en el avión, en otro muy distinto capaz de superar cualquier obstáculo que se le presente. De todos modos, al principio puede ser útil imaginar a otra persona, especialmente cuando dicha persona es alguien por el que sentimos mucho respeto y admiración y pensar en él nos ayuda a descubrir qué hacer.
Así que, cuando aparezcan las imágenes negativas, en lugar de abandonarnos a ellas y permitir que nos lo hagan pasar mal, reaccionemos y pongamos a nuestra imaginación de nuestro lado.
Imagen | incurable_hippie
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