La Relajación Autógena

24/10/2019

Esta técnica fue estructurada inicialmente por Schultz (1932). Consiste, básicamente, en una serie de frases elaboradas con el fin de inducir en el sujeto estados de relajación a través de autosugestiones sobre:

Sensaciones de pesadez y calor en sus extremidades.
Regulación de los latidos de su corazón.
Sensaciones de tranquilidad y confianza en sí mismo.
Concentración pasiva en su respiración.

Al igual que sucede con las otras técnicas, se espera que, tras el entrenamiento supervisado por el terapeuta o persona que lo aplique, el propio sujeto lo vaya practicando él mismo hasta conseguir relajarse de forma automática.

Las instrucciones a nivel orientativo serían las siguientes, una vez situada en posición cómoda la persona:

  • La sesión comienza con el sujeto cómodamente instalado en el sofá, sillón u otro y con los ojos cerrados.
  • Las primeras frases son para que tome conciencia de cómo siente su cuerpo en el sillón: nota como todo tu cuerpo se adapta al sillón, nota los puntos de contacto entre tu cuerpo y el sillón, los puntos de contacto de la cabeza, la espalda, los brazos y las piernas. Tu cuerpo se adapta totalmente y esto te crea una agradable sensación de reposo…
  • Hay que dejar pausas en silencio de unos 10 segundos entre instrucciones. Seguidamente podemos introducir ejercicios de respiración: ahora quiero que te concentres en tu respiración, a medida que inspiras tu abdomen se eleva, y cuando expiras, el abdomen baja suavemente. Ahora concéntrate en tu mano y brazo derecho y comienza a decirte interiormente: «siento mi mano derecha pesada (se repite tres veces), siento una agradable sensación de calor que recorre mi mano y brazo derecho (dejar un tiempo para que el sujeto trate de sentir estas sensaciones)».
  • A continuación: visualiza tu mano y brazo derecho en un sitio cálido, dándoles el sol, nota esa agradable sensación. Imagínate que estás tumbado sobre la arena caliente, en la playa, siente cómo tu brazo toca la arena cálida. Repite tu mismo interiormente: “mi mano y brazo derecho se vuelven muy cálidos y pesados” (pausa) y seguimos: una agradable sensación los invade y los notas cada vez más relajados. Respira profunda y lentamente, tus brazos están ya relajados.
  • Este tipo de instrucciones se van dando sucesivamente para la mano y brazo izquierdo, pie y pierna derecha e izquierda, volviendo después sobre todas las extremidades antes de pasar al abdomen. Mis manos y brazos están cálidos y pesados (15 segundos repitiéndolo). Mis pies y piernas están cálidas y pesadas (15 segundos repitiéndolo). Mi abdomen está ahora también cálido y puedo notar una agradable sensación de tranquilidad por todo mi cuerpo.
  • Aquí, según cómo vaya la sesión, podemos volver a trabajar la respiración: Mi respiración es lenta y regular. Mi corazón late calmada y relajadamente… Mi mente está tranquila…
  • En este punto es muy probable que el sujeto se halle totalmente relajado y, a partir de aquí, podamos introducir instrucciones más concretas dependiendo de lo que queramos trabajar. Por ejemplo, el sujeto deberá repetir interiormente por 3 veces: “Me siento seguro y capaz de vencer mis problemas”, “Cada vez que espiro relajadamente mis preocupaciones se alejan…”, “Soy capaz de controlar mi mente y mi cuerpo…”, etc. “Ahora soy más capaz de mantenerme más relajado a lo largo del día”.
  • Dado que el sujeto puede llegar a un estado de relajación profundo, resulta imprescindible terminar la sesión con instrucciones para que paulatinamente vaya recuperando el estado de activación normal manteniendo los ojos cerrados. Para ello podemos irle dando instrucciones del tipo: “gradualmente voy volviendo a mi estado normal siendo consciente de los sonidos externos…” , “voy sintiendo mi cuerpo sobre el sillón (u otro)…, cuando lo desees, puedes empezar a mover tus dedos y poco a poco abriendo los ojos”.

Recordad que las instrucciones deben primero ser dadas por el instructor pero después el sujeto debe ir aprendiéndolas para autoaplicárselas. Por eso se han utilizado frases en primera o tercera persona. Esta técnica es la que introduce más elementos de autosugestión. No se pretende llegar a ningún estado hipnótico sino a un nivel de relajación suficiente para que el sujeto aprenda a interiorizar y automatizar estrategias de afrontamiento delante situaciones que le preocupan o cursan con reacciones emocionales desmesuradas (entre muchas otras, el miedo a volar).

Foto | ihave3kids

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